jueves, 07 diciembre 2023

SOS, salvar a los jóvenes

Cada semana, somos testigos de casos que involucran a jóvenes en situaciones que ponen los pelos de punta: violencia, bullying, acoso online e incluso violaciones. Estos incidentes reflejan una realidad preocupante que se está gestando entre las generaciones más jóvenes. Por eso es esencial abordar un conjunto de problemas interrelacionados que afectan a nuestros jóvenes y su capacidad para lidiar con ellos.

Estos días se está hablando mucho del documental “Generación Porno“, una producción audiovisual vasco-catalán con testimonios reales de jóvenes que nos brinda un valioso punto de partida para la discusión pero cuya problemática responde a múltiples factores.

Centrarnos exclusivamente en la hipersexualización sería reducir un problema mucho más amplio. Más allá de esto, debemos analizar el sistema educativo, que está en la necesidad apremiante de evolucionar.

Los jóvenes requieren herramientas adecuadas para enfrentar los desafíos actuales.

El sistema educativo debe adaptarse a la nueva era en la que vivimos y ofrecer una educación más completa, que aborde no solo los aspectos académicos, sino también las habilidades emocionales y sociales que son fundamentales para la vida de nuestros jóvenes.

Producciones como la serie británica “Sex Education” han contribuido positivamente a la visualización de la necesidad de educación sexual en las escuelas.

Esta serie ha explorado de manera inteligente y sensible temas relacionados con la sexualidad y las relaciones en la adolescencia, destacando la falta de información y apoyo que a menudo enfrentan los jóvenes. A través de su enfoque en personajes adolescentes que buscan respuestas a sus preguntas sobre sexualidad y relaciones, la serie ha arrojado luz sobre la relevancia de una educación sexual completa y accesible en las escuelas.

Ha mostrado que los jóvenes anhelan información precisa y un espacio seguro para discutir temas importantes relacionados con la sexualidad, el consentimiento y las relaciones, lo que refuerza la necesidad de que el sistema educativo evolucione y se adapte a las realidades actuales.

Hay un aspecto crítico que merece nuestra atención: la creciente influencia de las redes sociales en la vida de los jóvenes. Las plataformas digitales, que deberían ser herramientas de conexión y comunicación, a menudo se convierten en terreno fértil para la comparación constante, la presión social y la búsqueda incansable de aprobación.

La necesidad de obtener “me gusta” y seguidores puede generar ansiedad y afectar la autoestima de los jóvenes de manera significativa.

Este fenómeno ha llevado a la emergencia de nuevos retos emocionales y psicológicos que requieren tratarse. La sociedad debe promover una mayor conciencia sobre los efectos de las redes sociales en la salud mental de los jóvenes y proporcionarles estrategias para sacudirse estas presiones.

La educación emocional, en este contexto, se vuelve aún más crucial, ya que los jóvenes deben aprender a navegar por un entorno digital que a menudo puede ser implacable.

La obsesión por el éxito basado en el dinero y la belleza física está contribuyendo a la agresividad y la falta de empatía. Debemos reevaluar nuestros valores y promover la bondad como forma suprema de inteligencia.

Los jóvenes enfrentan un desafío monumental: navegar en un mundo donde se premia la ambición y la apariencia por encima del esfuerzo y la aceptación mutua. La sociedad debe reflexionar sobre por qué ha idolatrado a figuras que fomentan la agresividad y el individualismo depredador. La inteligencia real debe estar al servicio de un propósito más solidario y compartido.

La responsabilidad para proteger y guiar a nuestros jóvenes recae en todos nosotros: padres, educadores, gobiernos, empresas y la sociedad en su conjunto. Necesitamos un esfuerzo colectivo para encontrar soluciones efectivas.

Los medios de comunicación, en particular, tenemos un papel importante que desempeñar. No debemos centrarnos en el morbo y la sensacionalización de estos problemas como modus vivendi.

Los medios pueden ser un vehículo para la educación y la concienciación. Deben asumir un rol formativo y pedagógico, transmitiendo mensajes que promuevan la empatía, el respeto y la comprensión.

Es esencial que los medios utilicemos nuestra influencia para contribuir positivamente a la sociedad, proporcionando información precisa y relevante, y promoviendo valores que fomenten una convivencia pacífica y respetuosa.

Esto no significa censurar la realidad, sino mostrarla de manera responsable y proporcionar contexto y perspectiva a los eventos que impactan a nuestros jóvenes.

Solo a través de un esfuerzo conjunto podremos asegurar que nuestros jóvenes crezcan sanos, felices y preparados para afrontar los desafíos que enfrentan en la sociedad actual.

JORGE DOBNER
Editor
En Positivo

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