domingo, 01 octubre 2023

El caso Rubiales puede transformarse en algo positivo si, aprovechando esta visibilidad mediática y lo sucedido en España se convierte en punta de lanza para dar voz a aquellas mujeres que son oprimidas y perseguidas en sociedades verdaderamente patriarcales, simplemente por ser mujeres.

“¡No voy a dimitir!”, repitió cinco veces como un mantra. Sin embargo, Luis Rubiales, el ya ex presidente de la Federación Española de fútbol ha dimitido. 21 días después,  el tiempo que los psicólogos sugieren que se necesita para cambiar un hábito, ha decidido renunciar a su cargo y también ha anunciado que no continuará en la UEFA.

Poco imaginaba que el escándalo que provocó en la final de la Copa Mundial Femenina llegaría a cotas tan altas.

La avalancha feminista que ha alcanzado el nivel internacional y una atención mediática inaudita ha sido implacable, incluso para él, que había sorteado otros escándalos por su modus operandi.

Los gestos indecorosos en el palco y el beso no consentido a la futbolista Jennifer Hermoso en la ceremonia de entrega de la copa del mundo ha sido la gota que colma el vaso de un historial que ya le inhabilitaba para un puesto de máxima autoridad, responsabilidad y representatividad.

¡Basta ya! Las conductas machistas que durante mucho tiempo se han podido pasar por alto hoy ya no son tolerables. Esto va más allá del movimiento feminista y es una cuestión de respeto, educación y civismo.

Es una pena que la gesta deportiva de las futbolistas españolas haya sido eclipsada por tan grosero escándalo, pero si este despertar feminista puede servir para algo, es para que el movimiento sea más profundo y global.

Tenemos la oportunidad de positivizar esta anécdota para la causa de las mujeres en el mundo, de aquellas que viven situaciones muy dramáticas en sociedades misóginas que les niegan sus derechos humanos. La lucha feminista no acaba en occidente.

Es de justicia decir que hay violaciones de los derechos de la mujer mucho más graves que no reciben suficiente atención, y sin embargo, requieren una intervención inmediata.

Por desgracia, hemos conocido que Irán ha intensificado la represión ante el primer aniversario de la muerte de Mahsa Amini con la detención de disidentes, activistas y familiares de manifestantes fallecidos en las protestas del año pasado para evitar nuevas muestras de desencanto con la República Islámica.

Entre los casos que han despertado más indignación entre los iraníes está el del cantante Mehdi Yarrahi, detenido a finales de agosto por publicar una canción en la que llama a las mujeres a quitarse el velo si así lo desean.

Asimismo, todavía hay países donde el matrimonio infantil es una práctica común como en Bangladesh, especialmente entre las poblaciones más pobres. Según Unicef, la mitad de las niñas del país se casan antes de los 15 años, y el 60 por ciento son madres antes de los 19.

Los embarazos a temprana edad limitan las oportunidades de las niñas y en ocasiones terminan con complicaciones para su salud, en un país donde la mitad de las adolescentes sufren cuadros de desnutrición y anemia.

Cabe recordar que hay países donde se tolera la ablación genital femenina sin que no haya nadie que se oponga. Se calcula que actualmente hay -al menos- 200 millones de niñas y mujeres que han sido mutiladas. 44 millones de ellas tienen menos de 14 años. Y sumando, porque se estima que cada año tres millones de niñas son víctimas de la ablación.

Estos crímenes se siguen cometiendo y a veces en silencio, incluso en occidente.

No hay credo, ni idea política, ni “tradición cultural” que pueda contradecir los derechos humanos, en este caso, los de las niñas y las mujeres.

Más en los países llamados democracias, estos actos (matrimonios forzados, ablaciones, venta de hijos, violencia machista…) deben ser activamente perseguidos y condenados de forma ejemplarizante desde los gobiernos hasta las autoridades y cuerpos de seguridad del estado.

En un mundo donde las voces se alzan y se unen en un coro de empoderamiento femenino, es crucial recordar que el activismo feminista no debe limitarse a las fronteras de nuestras propias experiencias y luchas. No podemos ignorar las batallas que libran las mujeres más indefensas en todo el mundo.

Es hora de que los organismos internacionales, como las Naciones Unidas, la Unión Europea, la Organización de Estados Americanos, asociaciones feministas y otros con competencias en derechos humanos y defensa de las mujeres, se involucren de manera activa y decidida en la protección de las niñas y mujeres cuyos derechos están siendo flagrantemente vulnerados. No es suficiente con emitir declaraciones o informes; se necesita acción concreta y sostenida.

El activismo feminista no conoce fronteras, y juntos, mujeres y hombres, podemos lograr un cambio real y duradero. No debemos descansar hasta que cada niña y cada mujer en cualquier rincón del mundo pueda vivir con dignidad, seguridad y plenos derechos. El tiempo de la acción es ahora.

En conclusión, el caso de Luis Rubiales, que inicialmente se erigió como un escándalo en el mundo del fútbol, nos brinda una oportunidad única para transformar un episodio negativo en un punto de inflexión positivo para la causa feminista.

Este incidente nos recuerda que, incluso en momentos de controversia, podemos aprovechar la atención mediática para impulsar un cambio significativo en la lucha por los derechos de las mujeres.

JORGE DOBNER
Editor
En Positivo

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