domingo, 01 octubre 2023
soluciones

En España llega la hora de las soluciones.

Bella Ciao. El himno partisano aún se canta hoy en todo el mundo como un himno antifascista de libertad y resistencia. Esta canción popular italiana fue adoptada por los partisanos entre 1943 y 1945 como un himno de la resistencia contra las fuerzas alemanas nazis que ocupaban Italia.

Adiós ultraderecha.  La oleada reaccionaria se ha detenido en España al igual que hace un año y medio hiciera lo propio Portugal. Ambos países se convierten en punta de lanza de resistencia en Europa para frenar las fuerzas derechistas que han estado ganando terreno en los últimos tiempos en varios países miembro de la UE.

Para la mayoría hay una sensación de alivio pero también de responsabilidad. Este tipo de fuerzas que emergen de tanto en cuanto se aprovechan de una coyuntura difícil para desestabilizar las instituciones, sembrar el caos y hacer calar su mensaje oportunista.

El complejo contexto que vivimos (una guerra en Ucrania por la invasión rusa y sus efectos colaterales, la crisis energética, climática, social y económica) ha sido proclive para vernos afectados por una situación de tensión sostenida en el tiempo.

Sin embargo los pirómanos, los gurús apocalípticos y del malestar han fracaso en su intento. Esta  se convierte en  una gran oportunidad para desterrar el acoso, las mentiras y el conflicto. Así los ciudadanos españoles parece que quieren seguir la senda de la estabilidad y el acuerdo.

Si bien analizando los resultados electorales en el caso de España son más complejos que en Portugal, aunque no imposibles. Una vez salvado el match-ball de la ultraderecha, que ya no puede sumar en coalición, toca ganarse los apoyos de investidura.

A priori el partido de la derecha Partido Popular lo tiene más difícil por los escasos apoyos que podría recabar, mientras que los socialistas del PSOE pueden repetir un modelo de investidura más o menos similar a la ya anterior legislatura.

Se suele decir que en España nadie puede gobernar de espaldas de las nacionalidades que la integran y se reflejan en su carta magna, y se ha vuelto a demostrar. En esta ecuación de la gobernabilidad los nacionalismos periféricos tendrán presumiblemente la última palabra.

España puede ganar una doble oportunidad.

En primer lugar cabe recordar el camino recorrido por los socialistas en sus ansias de distender el conflicto catalán que alcanzó hace unos años altas cotas de tensión entre la sociedad catalana; pugnas entre familiares, vecinos y amigos. Hoy la situación es muy distinta y se respira una relativa calma.

Hay una España plural que no quiere un país incendiado y respeta sus particularidades, lenguas y culturas. Es recomendable seguir la senda de la pacificación que se empezó para no volver a tiempos que casi nadie quiere revivir.

En segundo lugar y en relación a lo anterior este puede ser el momento para alcanzar un acuerdo para el tema catalán que asegure el encaje de las nacionalidades existentes y garantice la buena convivencia de todos a medio y largo plazo.

Los socialistas parten de una buena situación en una posible negociación atendiendo sus buenos resultados electorales tanto en el País Vasco como en Cataluña. El PSC ha cosechado su mejor resultado posible con el 34 % de apoyo y unido a otras fuerzas progresistas tienen una valiosa oportunidad.

Por su parte los independentistas han bajado al 27 % de los votos en Catalunya y puede seguir bajando si no hay disponibilidad para hallar soluciones viables o a lo peor extremar ciertas posiciones escoradas en la ultraderecha como es la irrupción de Aliança Catalana.

Es la hora de las soluciones. El tema catalán ha lastrado sobre otros temas importantes como los sociales y hay un evidente hartazgo por parte de la sociedad del cual se puede poner fin con un acuerdo de mínimos que satisfaga a las partes implicadas.

El éxito de este acuerdo podría encumbrar a Pedro Sánchez como uno de los mandatarios de referencia en Europa y pasar como estadista. Igualmente se mandaría un mensaje muy potente a la UE como modelo paradigmático sobre otros países que puedan tener conflictos más o menos similares.

Para conseguirlo las muchas partes implicadas deberán poner de su parte.

JORGE DOBNER
Editor
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