La ola de calor que se alarga ya durante varias semanas está asolando a muchos lugares del mundo. 54°C de temperatura se sintió en Bangkok en abril; el umbral de los 40 °C se supera regularmente en Estados Unidos, donde se ha instalado un domo térmico sobre Luisiana, Texas y Oklahoma.
12 millones de acondicionadores de aire vendidos en China en junio, un 36% más que en el mismo período del año pasado, según The Straits Times.
“El aumento acelerado de las temperaturas en los últimos meses ha dejado atónitos a los científicos. Lo explican por la relación de varios factores, entre ellos la crisis climática provocada por la actividad humana y el regreso del fenómeno meteorológico El Niño”, explica The Guardian.
Ha llegado el momento de las olas de calor y serán más frecuentes en el futuro en los grandes centros urbanos. Densamente edificadas, las ciudades se están asfixiando. Sin embargo, en 2050, casi 7 de cada 10 habitantes vivirán en áreas urbanas (frente al 54% actual), según el Banco Mundial. Por lo tanto, es urgente adaptarse.
En París, donde el ayuntamiento votó el 5 de junio un ambicioso plan climático, se prevé crear 300 hectáreas de espacios verdes, la cuestión se había vuelto vital.
Según un estudio publicado en marzo por la revista científica británica The Lancet, la capital francesa es, de hecho, la ciudad más mortífera del mundo en caso de pico de calor.
Pintura anti-calor, seguro específico para trabajadores, sistema de alerta con código de color (destinado a las poblaciones más vulnerables), crear servicios hospitalarios para tratar trastornos relacionados con el calor…el plan anti-calor puesto en marcha en la ciudad india de Ahmedabad en 2013 (primero en el subcontinente en su momento) podría servir de modelo para otras ciudades del país, e incluso mucho más allá.
Y esto a pesar de los recursos limitados. “Ahmedabad ilustra el mosaico de medidas de adaptación que las ciudades de todo el mundo están implementando para salvar vidas en un mundo sobrecalentado”, explica Bloomberg.
Esta estrategia proactiva se está convirtiendo en un modelo para otras ciudades de países en desarrollo que aceptan que las temperaturas récord ya no son anomalías, sino la nueva realidad en un planeta que continúa calentándose.
En Sierra Leona, se instalaron techos de enfriamiento en algunas áreas de la capital, Freetown, para enfriar los interiores. Un experimento relatado por la revista científica New Scientist, que “muestra que la temperatura puede reducirse sustancialmente en el interior de un edificio colocando una película reflectante barata en los tejados”.
Reverdecer las ciudades, repensar el hábitat inspirándose por ejemplo en la arquitectura árabe, como sugiere el diario emiratí en lengua inglesa The National, confiar en los satélites para cartografiar la firma térmica de los edificios… las medidas adoptadas en las grandes ciudades para limitar los efectos de la ola de calor abren caminos para la reflexión.
Redacción
En Positivo
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