El 23 de Julio del 2023 está marcado en el calendario como las elecciones más reñidas en la historia de la democracia en España. Contra pronóstico y contra la mayoría de sondeos el bloque progresista conformado por PSOE y Sumar salió más reforzado de lo que preveían y consigue frenar la suma de las derechas entre PP y VOX.
De acuerdo a los resultados el partido conservador ganó las elecciones pero a costa de la captación de voto útil por transferencia desde su derecha. Mientras que el PSOE consigue incrementar dos escaños respecto a las anteriores elecciones generales y Sumar resiste bravamente en la confluencia de partidos de izquierda liderados por Yolanda Díaz.
La suma que hace unas horas era impensable puede en las próximas semanas coger forma según dan los números. Si bien necesitará de nuevo al menos en investidura, y en caso de que Pedro Sánchez sea elegido para recabar apoyos parlamentarios, del voto favorable de los nacionalismos periféricos (principalmente de Cataluña y País Vasco).
Por lo ajustado de los resultados, el encaje de bolillos parece harto difícil aunque no imposible. Lo que es seguro que la opción de un gobierno de coalición entre PP y VOX a nivel estatal está totalmente descartada porque juntos no alcanzan ni de lejos los 176 escaños de mayoría parlamentaria.
Esta primera evidencia ya es una buena noticia porque frena la ola derechista que viene arrastrando a numerosos países. El último en Finlandia donde los conservadores sí han pactado un gobierno de coalición con la ultraderecha otorgándole el poder de varios ministerios.
Sin embargo en el caso de España se suma a la excepción ibérica junto a Portugal (en su caso con mayoría absoluta socialista). Con matices importantes pero con otras muchas cosas en común, España y Portugal, siguen una línea progresista que puede marcar una postura propia en Europa.
En el caso de España las posibilidades de un gobierno progresista serán o en su negativa se irá de nuevo a elecciones. Las próximas semanas serán decisivas y se estiman a priori negociaciones largas para poder atraer los nacionalismos a la investidura.
Esta nueva crisis, como todas las crisis, ofrece también una nueva oportunidad de encausar el conflicto catalán buscando un encaje viable a las pretensiones del nacionalismo.
De alguna forma si los interesados no quieren repetir elecciones deberán renunciar a los maximalismos, buscar un mejor encaje y soluciones si quieren un proyecto estable de legislatura frente a las derechas.
Las evidencias empíricas y los datos han matado el relato de una España catastrófica sustentada en la ideología del malestar. La España en positivo recupera la esperanza cuando pone en valor unas estadísticas razonablemente positivas a nivel económico y que ha conseguido avances importantes en derechos sociales.
A medida que ha avanzando la campaña electoral los ciudadanos han reflexionado acerca de las conquistas conseguidas: salario mínimo interprofesional, pensiones, recórd de empleo desde 2008, incremento del empleo femenino, protección de los derechos de las empleadas de hogar…más cuando el modelo que confrontaba advertía de subir la edad de jubilación a más de los 70 años, anular la excepción ibérica en consumo energético, poner en riesgo el salario mínimo, anular la ley de violencia machista o quitar banderas LGTBI.
Eso no quita que parte de los ciudadanos hayan dado su voto prestado y que con unos resultados tan ajustados estén alerta a los futuros movimientos. Las políticas de progreso deben ser el centro y no el reparto de sillas.
Por lo pronto hoy en día muchos podrán respirar más tranquilos pensando en que hay posibilidades de seguir avanzando en lugar de involucionar.
JORGE DOBNER
Editor
En Positivo
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