Vivimos en una era de cambios transformadores, y si bien estos cambios han traído innumerables ventajas, también han introducido nuevos desafíos en términos de desigualdad. Para lidiar con esto, algunos países están explorando el concepto de una renta básica.
Los distintos proyectos piloto que han experimentado con la Renta Básica no sólo muestran cómo unas bases materiales sólidas mejoran nuestra calidad de vida, sino que también destacan la importancia de la libertad, la autonomía y el sentimiento de bienestar que se generan cuando se dispone de esta base económica segura.
Por miedo o desconocimiento la renta básica ha sido objeto de escarnio para determinados sectores que asegurar puede desincentivar la voluntad de encontrar un empleo. Sin embargo, cuando encontrar un empleo digno puede en ocasiones ser difícil, la propuesta de un ingreso incondicional sirve como un medio para obtener más tiempo fuera del trabajo, desarrollar las propias capacidades y tener menos presión en la vida diaria.
La Renta Básica Incondicional (RBI) se define como una prestación monetaria pagada por las administraciones públicas que permite cubrir las necesidades básicas, es decir, una asignación económica pública e incondicional a toda la población.
De acuerdo a numerosos estudios el dinero no es el factor más importante que determina la felicidad, pero su escasez sí que es un motivo decisivo en la desdicha ya que se traduce en preocupación y ansiedad.
En 2012 la Asamblea General de la ONU decidió establecer el 20 de marzo como día internacional de la Felicidad. A este evento debe añadirse la primera publicación del Informe mundial, un interesante documento que profundiza en el concepto y que plantea cuestiones para la reflexión.
Escribe la educadora social y comisionada de Acción Social del Ayuntamiento de Barcelona, Sònia Fuertes para ATTAC que este informe destaca factores clave para explicar las diferencias a nivel interno y entre países la salud física y mental, las relaciones humanas (familia, trabajo y comunidad), los ingresos y el empleo, las “virtudes de carácter” como la sociabilidad y la confianza, el apoyo social, la libertad personal, la ausencia de corrupción y el gobierno efectivo.
“Y aquí creemos que se abren posibilidades, menos mágicas y más vinculadas a la construcción colectiva. Una de ellas es sin duda la propuesta de una renta básica, una asignación monetaria incondicional que nos abre la posibilidad de elección y nos otorga un margen de libertad. Salimos del pensamiento mágico y entramos en la esfera de la responsabilidad pública que tenemos para generar unas mejores condiciones para el conjunto de la sociedad” argumenta.
Al respecto la Renta Básica se ha demostrado como una herramienta de autonomía para la ciudadanía que proporciona bienestar. En el caso de Finlandia, el proyecto, que duró dos años y se dirigió exclusivamente a personas en paro demostraba de manera clara el impacto en el bienestar de las personas.
“La satisfacción personal con su propia vida, la confianza en la comunidad y en las instituciones, y la mejora de la salud mental mejoraban de forma clara”.
Bien es cierto que el suministrar una Renta Básica supone una fuerte inversión, pero en la medida que puede ayudar a la salud mental supone un ahorro en asistencia médica para con los ciudadanos que ya no tienen que recurrir tan asiduamente a sus médicos por determinados malestares o dolencias.
Redacción
En Positivo
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