martes, 30 mayo 2023

Stop al racismo en el deporte. JORGE DOBNER

En pleno siglo XXI es del todo bochornoso que conociendo los graves episodios racistas en la historia, que deberían servir de lección de respeto y tolerancia, el racismo no se haya todavía erradicado y se sigan dando casos de discriminación por el color de la piel.

El fútbol español tiene un problema de racismo, dijo el lunes el presidente de la Real Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales, haciéndose eco de las críticas de Brasil después de que el Real Madrid presentara una denuncia por un delito racial tras los insultos lanzados contra su delantero brasileño Vinicius Jr.

La Liga de primer nivel está bajo presión para emprender acciones más contundentes que combatan el racismo después de que el presidente brasileño, la FIFA y otras estrellas deportivas como el delantero francés Kylian Mbappe, Rio Ferdinand y el piloto de Fórmula Uno Lewis Hamilton expresaron su apoyo a Vinicius.

También el Gobierno brasileño citó al embajador español para que explicara el incidente, y su Ministerio de Asuntos Exteriores dijo en un comunicado que tras “otro episodio inadmisible” había concluido que las autoridades españolas no habían tomado medidas efectivas para prevenir este tipo de actos de racismo.

El partido del domingo por la noche fue el último de una larga serie de partidos en los que La Liga se ha visto obligada a denunciar los delitos de odio contra el delantero ante los tribunales españoles.

El insulto de los hinchas del Valencia generó titulares no porque Vinicius sufriera abusos raciales -para vergüenza del fútbol español, que se ha vuelto tan rutinario -, sino porque señaló a los hinchas a quienes vio y escuchó haciendo burlas.

Los videos publicados en las redes sociales y verificados, mostraban a cientos de hinchas del Valencia cantando “Vinicius eres un mono” mientras el autobús del Real Madrid llegaba al estadio antes del partido.

Asimismo a principios de esta temporada, el jugador enfrentó repugnantes cánticos racistas de parte de los fanáticos del Atlético de Madrid cuando el Real Madrid derrotó a sus rivales de la ciudad.

Se alcanzó un nuevo mínimo antes del derbi de Madrid en la Copa del Rey cuando el grupo ultra neonazi del Atlético de Madrid, Frente Atlético, colgó una efigie que representa a Vinicius en un puente cerca de las instalaciones de entrenamiento del Real Madrid antes del partido.

El racismo es repugnante e inexcusable, quien lo sufre es la víctima. Por eso extraña la negligencia de ciertos periodistas, que en el mal ejercicio de la profesión y escudándose en su  inquina personal a ciertos jugadores, justifica todo.

No todo vale, y menos en el futbol, donde todos los actores implicados deberían con su ejemplo elogiar los valores de respeto y tolerancia del deporte.

Sin embargo el problema está profundamente arraigado en el tejido de las principales instituciones y debe ser arrancado de raíz. Es importante señalar que España no es racista, que no es el único país con racismo en el fútbol y que es un problema vergonzoso que ha arruinado el juego en las ligas de todo el mundo.

Después de todo el revuelo generado es ahora que se están tomando acciones más serias que no deberían haber esperado. En este caso particular el Comité de Competición de la Federación Española de Fútbol ha decidido sancionar al Valencia con el cierre durante cinco partidos de la grada Kempes de Mestalla, aquella desde la que se profirieron los insultos. El castigo, al que se añaden 45.000 euros de multa, es el más duro que ha recibido un club por comportamiento racista de sus aficionados.

Los primeros que se lo deben tomar en serio son todos los clubes de futbol sin distinción cuando ven que sus gradas son tomadas por los ultras. El deporte se ha convertido en refugio de descerebrados que lo usan como pretexto para dar rienda suelta a su agresividad y violencia.

Vemos la paja en el ojo ajeno, y no vemos la viga en el nuestro.  El mal de los clubes es su laxitud con ciertas acciones ya sean racistas y violentas cuando les afectan a ellos mismos, cuando sus jugadores e hinchas son los perpetradores. Los clubes tienen miedo de emprender acciones por el riesgo de perder el dinero de los abonados o el apoyo social. Hasta ese punto hemos llegado.

A las alturas que estamos el fin del racismo no debería ser un desiderátum, sino la realidad. Hay pocas cosas más nobles que el deporte, a través del cual los niños pueden aprender valores positivos.

Clubes, instituciones, jugadores, entrenadores, hinchas, familiares…toda la sociedad está implicada para salvar el deporte de las garras del racismo. Aquellos que decepcionan no tienen lugar en cualquier competición.

JORGE DOBNER
Editor
En Positivo

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