“¡Agua va!” era el grito para advertir a los transeúntes que las gentes iban a arrojar por los balcones y ventanas toda clase de orines, aguas sucias y excrementos. Hubo que esperar hasta bien entrado el siglo XVIII – e incluso finales del siglo XIX en algunos países – para erradicar esta costumbre escatológica como forma de evacuar sus excrementos en las calles.
Los problemas de salubridad y epidemias que padecían las ciudades llevaron a los ingenieros a preocuparse por encontrar soluciones a la evacuación de aguas residuales urbanas y otras relacionadas con los sistemas de saneamiento.
Los baños públicos surgieron a partir de una necesidad histórica común de higiene y la necesidad fisiológica de eliminar los desechos. La evolución de estos baños públicos ha variado mucho según la época histórica y ahora por suerte nos encontramos en una situación privilegiada de sistemas de saneamiento seguros e incluso sostenibles.
Así es como para seguir evolucionando la ciudad de Barcelona probará lavabos públicos ‘secos’ que funcionan sin agua ni químicos. Concretamente el Ayuntamiento de Barcelona prevé instalar al menos dos cabinas de baños secos en Montjuic, en el proyecto de ampliación del Hort de la Font Trobada.
Esta iniciativa parte de la cooperativa Saneseco cuya misión es contribuir al desarrollo sostenible de la sociedad, facilitando a personas, empresas y organizaciones servicios de formación y asesoramiento sobre el saneamiento seco, con el fin de ampliar el uso de los baños secos y de compostaje.
Dicha compañía está creando varias soluciones de saneamiento como es WseC o lo que es lo mismo unos váteres secos que aportan una tecnología apropiada para el contexto climático actual y futuro.
Esta idea ha sido creada por la Ingeniera Técnica Naval y carpintera, Laura Ronald, y la Ingeniera Ambiental, Laura Halminen. Ambas explican que su sistema ofrece la posibilidad de instalar cabinas sanitarias en lugares sin acceso a las redes de agua y alcantarillado, mejorando así el acceso a los servicios higiénicos preservando el entorno natural.
Es como “las letrinas pero modernas e higiénicas” expone Halminen. Quien necesita hacer sus necesidades entra en el lavado, evacua, echa el papel dentro de la tapa. Luego echa con una pala echa un poco de serrín de un cuenco. Todo se junta en un depósito al fondo de la cabina, que está ingeniosamente levantada con unos escalones para dejar espacio debajo. Este depósito conecta con una especie de chimenea exterior a la cabina con un filtro que gira con la fuerza del viento y aleja malos olores.
Lo cierto es que el sistema no es nuevo pero si novedoso en España “No es nuevo, siempre han existido en los países nórdicos”. De allí son las raíces de Laura Halminen, finlandesa: “Hay que recuperar la tradición también aquí”.
Estos váteres secos son ideales para ser instalados en huertos que necesitan abono y espacios al aire libre, por eso no es de extrañar que los cultivos urbanos han sido los primeros en apostar por los WseC.
De acuerdo a los valores que promueven estos baños cumplen con el cuidado del entorno (sin agua ni productos químicos, no generan aguas residuales ni contaminan), cuidado de las personas (ofreciendo cabinas higiénicas, sin olores, agradables y fáciles de utilizar), servicio de gestión integral (en todas las fases y a medida para la gestión de la limpieza y el mantenimiento de las cabinas) y de fácil instalación (sin conexión a la red de agua potable, alcantarillado o electricidad).
Para más información: Saneseco
Redacción
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