A menudo desde EE.UU y Europa se tiende a ver a América Latina con cierto paternalismo desestimando sus fortalezas, recursos y capacidades propias. En líneas generales las economías de América Latina se mantuvieron bien el año pasado a pesar de los impactos de la invasión rusa de Ucrania y las alzas de las tasas de interés a nivel mundial.
En 2022, la economía de la región se expandió casi un 4 por ciento, el empleo se recuperó con fuerza y el sector de servicios se recuperó del daño causado por la pandemia.
En América Latina se encuentran algunas de las más importantes potencias emergentes que ya son una realidad. Evidentemente no se escapan de las dificultades del presente contexto dentro de un mundo global. Sobre esto el investigador José Sebastián Monsalve Egaña escribe para The Conversation sobre las estrategias de desarrollo en América Latina.
La guerra en Ucrania ha supuesto diversos tipos de consecuencias para América Latina. Si la subida del precio de los hidrocarburos ha beneficiado a los países productores y ha permitido que otros países ganen una cuota del mercado global para sus productos agrícolas, también ha provocado fuertes tensiones inflacionarias. Para algunos analistas la escasez de materias primas que podría golpear a Occidente es una oportunidad para esta región, rica en recursos esenciales para la revolución tecnológica (níquel, litio, cobre, fosfatos, etc.).
Sin embargo, más allá de la coyuntura del conflicto, las sanciones han exacerbado tendencias globales que se venían observando desde hace algunos años y que impactan fuertemente en las estrategias de desarrollo de la región. Podemos destacar tres:
Imperialismo descarnado: La invasión de Ucrania terminó de destruir la ficción liberal de que las grandes potencias no podían ejercer su poder discrecionalmente sobre otros países más débiles. En realidad, esto nunca fue así, pero la gran diferencia es que en esta crisis las grandes potencias no tienen tapujos en utilizar su poder contra cualquier otro país en función de sus propios intereses.
Economía geopolitizada: La invasión rusa ha supuesto un fracaso ideológico de la teoría liberal, que asume el comercio como agente pacificador de las relaciones internacionales mientras se imponen políticas proteccionistas, se inician guerras comerciales y se condena la interdependencia económica como una debilidad. Esto se refleja claramente en la estrategia de relocalización industrial impulsada por EE. UU. para enfrentar la dependencia de China.
Revalorización estratégica de las materias primas: La guerra ha acentuado la importancia económica y geopolítica de las materias primas (agricultura, minería y energía), que se revalorizan cada vez más, no solo en términos comerciales sino también como parte esencial de la “autonomía estratégica” de cada país.
Estas tres tendencias son fundamentales para diseñar las estrategias de desarrollo en Latinoamérica.
Por ejemplo, la explotación del litio en Argentina, Bolivia, Chile y Perú se enfrenta a la presión explícita de las grandes potencias como parte de una disputa global respecto a quien se quedará con esas materias primas.
Por otro lado, la guerra ha evidenciado la fragilidad de la industria de fertilizantes agrícolas, lo que obliga a repensar el modelo agrario de varios países de la región para hacerlo más resiliente a las incertidumbres internacionales.
Latinoamérica verde
En este marco destaca que la transformación verde por la que apuestan los países desarrollados podría beneficiar a América Latina en tanto receptora de inversiones.
Esto reabre un debate ya clásico en la región respecto a la necesidad de:
- Modernizar los modelos productivos y energéticos.
- Mejorar las infraestructuras físicas y digitales.
- Formar capital humano especializado.
También están pendientes las discusiones sobre la distribución de la riqueza y la protección medioambiental. Un caso paradigmático de este desafío se está dando actualmente en Chile con la producción de hidrógeno verde.
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JOSÉ SEBASTIÁN MONSALVE EGAÑA
Investigador, miembro del grupo de investigación “Estudio de las Transformaciones de la Economía Mundial” (GETEM) de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM)., Universidad Arturo Prat
Redacción
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