El grupo español Ferrovial, conglomerado de construcción, ingeniería civil y gran logística, se marcha de España…si bien su presidente, Rafael del Pino, se queda. Lo que cambia es su sede social que se traslada a Países Bajos y abandona así su condición jurídica nacional que ostentó desde su fundación en 1952.
Ferrovial no es el único caso – sino de momento el último – de multinacionales españolas del Ibex 35 que se suman a la deslocalización de su sede fiscal. La razón es siempre la misma: disfrutar de mejores condiciones en relación al pago del impuesto de sociedades. Las diferencias con España no son tan espectaculares, pero sí parece suficiente para ahorrarse unos cuantos millones de euros.
Holanda es la fórmula más usada por las empresas para evadir impuestos en Europa. Según explica el economista Julen Bollain “España deja de recaudar 4.300 millones de euros al año por la evasión fiscal de las multinacionales hacia los paraísos fiscales”. “Es decir, el equivalente al 18% de lo recaudado por Impuesto de Sociedades”.
“España le ha dado todo a Ferrovial”, ha dicho certeramente la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, para describir la huida de una empresa que ha vivido muy bien – mejor de lo que su actividad privada le permitía – gracias a contratos de obra pública y servicios que le han concedido las administraciones públicas españolas.
Después de pasar una pandemia, de ser las multinacionales del Ibex 35 auspiciadas por las ayudas europeas por el Covid-19, de ser mimadas y rescatadas si hiciera falta…ahora salen con peteneras y te ves a Ferrovial haciendo las maletas sin preaviso.
Para mayor agravio lo hacen en un contexto socioeconómico complejo cuando más se necesita la colaboración de todos y más especialmente de las multinacionales que han sido repetidamente beneficiadas.
No hace falta imaginar la cara de tonto que se les puede quedar a las pequeñas y medianas pymes, autónomos, que no han recibido un euro de ayudas de ningún tipo y que en muchos casos les ha supuesto la quiebra. Mientras las ‘privilegiadas’ del Ibex 35 recibían la mayoría de ayudas al ser consideradas prioridad.
Se dicen españolas, pero deslocalizan su sede fiscal a las primeras de cambio. Lo peor no es por una imperiosa necesidad de estrechez económica sino por ahorrarse unos cuantos millones de euros que para una multinacional parece una minucia.
Por supuesto Ferrovial conservará su denominación, su sello de españolidad mientras tributa en una especie de paraíso fiscal. No hay quien consuma tal trampantojo, pues no es otra cosa que patriotismo de pandereta.
Desde hace tiempo desde la UE viene avisando de una armonización fiscal que no llega, y sin embargo es más necesaria que nunca para que todos los países jueguen con las mismas reglas. No son lógicas las enormes diferencias entre países como España, Países Bajos, Andorra o la misma Francia, asimismo en el mismo país tales diferencias (Madrid, País Vasco o Navarra) y que amparan el dumping fiscal de unas regiones en detrimento de otras.
Desde las instituciones y representantes públicos deben presionar para finalmente concretar la propuesta de la UE y que se homologue un conjunto común de reglas de impuestos corporativos en todos los estados miembros.
Cabe recordar que ya se acordó que las grandes empresas multinacionales paguen una tasa efectiva del 15% del impuesto a las ganancias corporativas en los países en los que operan y sin distinción.
A esto habría que sumar algún tipo de sanción a las empresas que habiéndose valido de fondos públicos en su país de origen deciden con nocturnidad y alevosía cambiar su sede fiscal. Esto podría ser que no puedan operar en Europa o pagar un coste.
Como bien explica en un reciente artículo el economista Juan Torres López no hay ninguna multinacional que podría haber crecido “creado ni un solo producto y, por tanto, obtener un euro de ingreso sin utilizar capital producido por otras sujetos; sin infraestructuras generalmente de construcción pública o sin bienes públicos que obligadamente debe proveer el Estado porque no puede hacerlo el mercado”.
Esto también debería servir de lección para cuidar a las muchas pequeñas y medianas empresas, autónomos y freelance a quienes se les asfixia y proporcionalmente se les exige una mayor carga fiscal respecto a las multinacionales que luego les desaíran.
JORGE DOBNER
Editor
En Positivo
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