domingo, 26 marzo 2023

Los carros de combate forman parte de una estrategia necesaria para llegar a la mesa de negociaciones. ELISA BENI

Sin carros no se puede negociar.
Los defensores a ultranza de la negociación deberían ser los primeros entusiastas de la aportación de este material que permitirá llevar a cabo una contraofensiva a los ucranianos y recuperar terreno. Es el momento

“La Paz no es para nada el cobarde egoísmo que abdica de los deberes de un pueblo, de su dignidad, su respeto a la palabra dada y su resistencia a la opresión”
Romain Rolland

No hay más tanques en castellano que los que contienen líquidos. Hablamos con propiedad de carros de combate, de los Leopard que enviar a Ucrania para dotar a los ucranianos de la potencia de fuego necesaria para romper las líneas rusas y recuperar la iniciativa en un momento clave de un conflicto que, espero no tener que recordarlo, responde a una ilícita violación de fronteras y de la legalidad internacional llevada a cabo de forma unilateral por los rusos.

Los ucranianos están haciendo el trabajo duro de oponerse al macarra que transgrede por sus gónadas toreras el statu quo internacional. No es solo su batalla. Ningún depredador autócrata de la historia se ha contentado con las cesiones que se le iban haciendo. Discutir esto no tiene sentido. Toda la historia previa a las dos guerras mundiales está a su disposición. Europa y sus democracias son un oasis en el mundo que no se ahorrará la tensión antidemocrática del nuevo orden mundial. De momento, el esfuerzo que se nos solicita es de sostén económico y de material militar. Nos ahorran la guerra y las vidas.

En este caso el trago no es complicado. Sin carros, no hay negociación. Es mas, los defensores a ultranza de la negociación deberían ser los primeros entusiastas de la aportación de este material que permitirá llevar a cabo una contraofensiva a los ucranianos y recuperar terreno. Es el momento. Para sentarse a negociar hay que tener algo que ceder y algo que conseguir.

Los carros de combate forman parte de una estrategia necesaria para llegar a la mesa de negociaciones. Sin ellos no hay diplomacia ni diálogo ni nada que no sea la imposición brutal de Rusia de los deseos de su autócrata. Los que temen la “escalada imprevisible” no se dan cuenta de lo previsible que es permanecer de miranda mientras los rusos devoran a Ucrania, sin hacer nada. Algunos son jóvenes y olvidan que la Guerra Fría mantuvo los dedos fuera de los botones rojos durante décadas para evitar la destrucción mutua. Putin vivió esa época y sabe. No crean que pulsará tan fácilmente.

Sin carros, no habrá negociación posible

ELISA BENI
Artículo completo: ELDIARIO.ES

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