Ninguna democracia se construyó en un instante, pero paradójicamente puede ser un momento suficiente para destruirlo todo. El intento de golpe fallido y de desestabilización por parte de los radicales bolsonaristas en Brasil nos enfrenta a una debilidad insospechada cuando creíamos unos estados de derecho más fuertes.
El respaldo de todos los organismos en Brasil y de la mayoría de representantes en sus cámaras, así como el repudio de la inmensa mayoría de ciudadanos brasileños al intento de golpe y el cierre de filas de la comunidad internacional, han servido en su conjunto para que los recientes sucesos no quebraran la democracia de este país.
Sin embargo hay que valorar en su justa medida estos acontecimientos que son reflejo de un contexto en que las democracias se enfrentan a pruebas importantes; resultado de la polarización política, la grieta creciente entre la ciudadanía y ascenso de los populismos.
El profesor y experto en geopolítica Armando Jiménez San Vicente analiza en un reciente artículo de opinión para The Conversation los momentos que nos está tocando vivir y la situación de debilidad democrática a nivel global. Tan importante es detectar el problema como las medidas que debemos tomar para hacernos fuertes en democracia.
Varios organismos advierten de la crisis de confianza que sufre la democracia en el mundo. Una amenaza recurrente, que requiere de la respuesta contundente de las sociedades democráticas. Ya que ésta constituye el pilar fundamental de la convivencia y la buena gobernanza.
En octubre del 2022, después de una muy apretada elección, el candidato de izquierdas Luíz Ignacio Lula da Silva obtuvo la mayoría de votos a la presidencia. La diferencia fue de menos del 2 % frente a su rival, el candidato de derechas y presidente en funciones Jair Bolsonaro. El estrecho margen y la narrativa de las autoridades sobre presuntas irregularidades en el proceso, llevó a miles de seguidores de Bolsonaro a desconocer el resultado de la elección.
Las movilizaciones sociales fueron alentadas por el entonces presidente Bolsonaro. Este nunca reconoció abiertamente su derrota y argumentó un supuesto fraude electoral orquestado a través del sistema electrónico de votación. Haciendo un llamando a la ciudadanía a movilizarse contra la elección.
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Sin embargo, a comienzos del año, hordas de seguidores del expresidente Jair Bolsonaro asaltaron con violencia la sede de los poderes constitucionales. La turba mostró desprecio por las instituciones democráticas y por legítimo proceso de elección. El asalto buscaba ser el germen de un golpe de Estado. De haberlo conseguido, habría sido un enorme retroceso democrático en uno de los países más poblados del orbe y la principal economía de América Latina.
El asalto siguió casi al pie de la letra la protesta y toma violenta del Capitolio en los Estados Unidos. Mientras los seguidores de Bolsonaro atacaban las instituciones democráticas del Brasil, llamaron a la intervención del ejército para derrocar a quien consideraban un gobierno ilegítimo. Una triste copia de la toma hostil de la sede del Congreso Norteamericano de hace dos años.
Las similitudes que comparten en la ideología, el discurso polarizante y los perfiles populistas de los candidatos, muestran la amenaza a la democracia y sus instituciones que existe en las Américas. Una constante que sacude a la región afectada por el populismo y los regímenes que se inclinan cada vez más hacia el autoritarismo. El retroceso democrático es incuestionable.
Democracia en riesgo
La democracia está en riesgo con la galopante expansión del autoritarismo a nivel mundial. La investigación del V-Dem Institute de la Universidadde Gothengurg destaca la pronunciada caída de gobiernos democráticos en el mundo en años recientes. El estudio señala que en una década aumentaron de 49 % (2011) a 70 % (2021) las naciones bajo el mandato de individuos o grupos autocráticos. La perturbadora tendencia abarca múltiples regiones del globo y confirma el avance de nuevas formas de autoritarismo.
El Índice de Democracia de la revista The Economist, uno de los más influyentes a nivel global por su metodología e indicadores, advierte de la misma emergencia.
En dicho ranking, cada vez disminuyen más los países catalogados como “democracias plenas”, los cuales se desplazan en la tabla hacia el extremo de “gobierno autoritario.” La tendencia claramente es preocupante, afectando incluso a democracias europeas como la española, que descendió en la última edición a “democracia débil”.
El repudio internacional
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Desde la repulsa por los tres mandatarios de América del Norte en la cumbre de México, hasta múltiples jefes de Estado en Europa y Asia. Por su importancia geopolítica, también han manifestado su repudio los presidentes de China o Rusia, aliados estratégicos del gigante sudamericano. Sin embargo, se necesita pasar de la repulsa a la acción coordinada.
La intentona de golpe en Brasil es el reflejo de la polarización política, el discurso populista y el autoritarismo que amenaza a los sistemas democráticos en el mundo.
Es necesario poner en valor nuevamente la importancia de la democracia como único sistema aceptable para el desarrollo pleno de las naciones. La lucha por la democracia debe ser permanente.
ARMANDO JIMÉNEZ SAN VICENTE
Profesor de Análisis Económico del Derecho en el Instituto Universitario y de Investigación Ortega y Gasset/Universidad Complutense
Redacción
En Positivo
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