miércoles, 29 noviembre 2023
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2023: el mundo avanza y está mejor de lo que crees

A finales del ya pasado año hemos vivido una explosión mediática de reportajes sobre buenas noticias en numerosos medios generalistas. No se trata de algo anecdótico sino de una tendencia creciente que los medios nos recuerden a final de año todas las buenas noticias que han acontecido y que durante el año no se han valorado en su justa medida.

Lo necesario a lo largo del año es que este cuño de hacer periodismo constructivo se instalara en todas las redacciones de los medios para periódicamente informar de las muchas soluciones, iniciativas y buenas noticias que suceden y son opacadas por otras muchas catastrofistas.

Desde En Positivo recordamos esta labor que es la esencia de nuestra línea editorial y como no podía ser menos durante el final de año e inicios de este hemos dedicado especiales compilando las mejores noticias, los personajes más destacados y los desafíos más importantes del nuevo 2023.

Nos congratulamos que tantos medios se hayan subido a esta ola de especiales positivos. El medio euronews destaca “Cinco buenas noticias para hacerte sentir mejor sobre el estado del mundo”,  France24 “Las 10 mejores noticias (sí, de verdad) de 2022”, The Washington Post dedica un editorial con “22 cosas buenas que sucedieron en 2022”, el diario La Nación categoriza una sección especial de Buenas Noticias en sus búsquedas, la CNN creó un generador especial de Buenas Noticias en 2022, la cadena CBS News señala las “Buenas noticias que te perdiste en 2022”, la revista Ethic destaca “Diez buenas noticias para acabar el año”, The Conversation “Las buenas noticias de 2022”, la cadena de televisión Antena 3 “Las buenas noticias que han marcado 2022: de avances médicos a ejemplos de solidaridad”.

Por segundo año consecutivo el diario español El País repite de la mano de Kiko Llaneras con su “El mundo no empeora, mejora: 44 buenas noticias para empezar 2023 con optimismo”, algunas de las cuales ya hemos informado desde En Positivo.

Por ejemplo algunas de las buenas noticias que recoge Llaneras: La pobreza extrema se redujo a la tercera parte. Todavía la sufre el 8,5% de la población mundial, pero hace dos décadas eran muchos más, un 30%; la pena de muerte se abolió en cinco países. En Malasia, Zambia, la República Centroafricana, Papúa Nueva Guinea y Guinea Ecuatorial; un paso hacia la energía inagotable. Tras décadas de intentos, los científicos de un laboratorio federal en California llevaron a cabo por primera vez una reacción de fusión nuclear que produjo más energía de la que entró en ella.

Entre esos especiales uno de los mejores es el del periodista estadounidense y ganador de dos Pulitzer, Nicholas Kristof, que en un alegato para salvarnos del pesimismo argumenta las razones en “El mundo está mejor de lo que crees” publicado originalmente en The New York Times y en Clarín.

Nuestro planeta puede estar mejor de lo que crees. Los seres humanos tenemos un sesgo cognitivo hacia las malas noticias (nos mantienen alerta y vivos), y los periodistas lo reflejamos: Informamos sobre aviones que se estrellan, no sobre aviones que aterrizan. Destacamos las catástrofes, los contratiempos, las amenazas y las muertes, así que 2022 nos ha mantenido ocupados. Pero un chorro constante de noticias desesperanzadoras puede ser paralizante.

Así que aquí está mi esfuerzo por remediar nuestros sesgos cognitivos. Hasta la pandemia, escribía una columna anual argumentando que el año anterior había sido el mejor de la historia de la humanidad.

Este año no puedo hacerlo. Pero puedo sugerir que, en términos generales, muchas cosas van bien y que éste puede seguir siendo el mejor momento para estar vivo. Donde 2022 destacó especialmente fue en los avances tecnológicos.

La capacidad de energía solar en todo el mundo va camino de triplicarse en los próximos cinco años y superar al carbón como principal fuente de energía mundial.

Las mejoras técnicas son constantes, como el desarrollo por parte de investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts de una forma de producir paneles solares finos y flexibles que pueden convertir casi cualquier superficie exterior en una fuente de energía.

Paralelamente se producen avances en las baterías.

¿Baterías, aburridas?

No.

Son una de las fronteras más apasionantes de la tecnología, con notables avances cruciales para almacenar energía verde.

Asimismo, la fusión nuclear como fuente de energía marcó un hito en 2022.

El hidrógeno verde también está ganando terreno y podría ser útil para el transporte marítimo y el almacenamiento de energía.

El resultado es que estamos en medio de una revolución de las energías renovables que pronto podría dejarnos en una situación mucho mejor. Si las cosas salen bien, podremos disfrutar de una energía más barata, fiable y portátil que nunca.

La energía realmente barata, ya sea solar o de fusión, podría ser transformadora: Por ejemplo, podría hacer funcionar plantas desalinizadoras para suministrar el agua dulce que se nos está acabando.

Para que quede claro: el cambio climático sigue siendo un reto existencial.

Lo nuevo es que, si entrecierras un poco los ojos, ahora es posible ver un camino por delante en el que conseguimos -a duras penas- evitar la calamidad.

La tecnología sanitaria también ha avanzado enormemente.

Los científicos están haciendo progresos significativos en las vacunas contra la malaria, lo que refleja lo que puede ser una nueva edad de oro para el desarrollo de vacunas.

La inmunoterapia avanza en la lucha contra el cáncer.

(Una nueva técnica de edición genética podría curar la anemia falciforme; Bill Gates afirma en su carta anual que el mismo método podría curar también el VIH/SIDA.

Ni siquiera hemos mencionado los avances en inteligencia artificial, incluido el ChatGPT. (No, no ha escrito esta columna).

Y, por supuesto, la tecnología no está dando saltos sólo en los laboratorios de investigación, sino que se está filtrando para mejorar las vidas individuales.

Estoy escribiendo esto en la granja familiar de Oregón con la ayuda de nuestro nuevo servicio de Internet Starlink, que está empezando a potenciar la América rural (y que ha supuesto un cambio de juego para los ucranianos, que humillan a sus invasores rusos).

Es cierto que lo que puede ser la tendencia más importante de mi vida -el progreso histórico contra la pobreza mundial- se ha estancado a causa del COVID-19, el cambio climático y el impacto de la guerra en Ucrania sobre los precios mundiales de los alimentos.

Pero no se ha hundido.

“La caída de la pandemia no fue tan mala en muchos resultados”, dijo Esther Duflo, profesora del MIT y la persona más joven que ha ganado un Nobel de Ciencias Económicas.

“Fue un cataclismo mucho menor para África que para nosotros”.

De hecho, los investigadores del Banco Mundial estiman que el número de personas que viven en la pobreza extrema en realidad se redujo un pelo en 2022, aunque la cifra sigue siendo más alta que en vísperas de la pandemia.

La cifra es más o menos la misma que en 2018, y mucho mejor que en 2017 y años anteriores.

Sorprendentemente, las estimaciones preliminares sugieren que la mortalidad infantil mundial siguió disminuyendo durante la pandemia.

Un niño tiene ahora aproximadamente la mitad de probabilidades de morir a los 5 años que en el año 2000, y una cuarta parte de probabilidades de morir que en 1970.

No minimizo la crisis humanitaria mundial, y debemos hacerlo mejor.

Niños de todo el mundo sufren desnutrición que merma permanentemente sus facultades.

Se casa a las niñas.

Los niños y niñas desplazados no van a la escuela.

Pero David Beasley, Director Ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas, señala que aunque el mundo se enfrenta a “una tormenta perfecta” de calamidades, el mundo ha respondido con una gran cantidad de ayuda y un impulso internacional para permitir las exportaciones de grano ucraniano a través del Mar Negro.

Estas medidas han evitado una hambruna generalizada, al menos por el momento.

“Francamente”, dijo, “podría haber sido mucho peor”.

Es posible que se haya estremecido cuando escribí más arriba que “este puede seguir siendo el mejor momento para estar vivo”.

Eso es profundamente contrario al pesimismo público.

Pero, ¿preferiríamos vivir en otra época en la que los niños tuvieran más probabilidades de morir?

Max Roser, del imprescindible sitio web Our World in Data, explica la situación con exactitud:

“El mundo es horrible. El mundo es mucho mejor. El mundo puede ser mucho mejor. Las tres afirmaciones son ciertas al mismo tiempo”.

Así que todas las malas noticias son reales, y nosotros las cubrimos los 364 días del año. Pero también es importante reconocer los avances que nuestros cerebros (y nosotros, los periodistas) a menudo ignoramos, aunque sólo sea para recordarnos que el progreso es posible cuando le ponemos el hombro.

¡Adelante!

Redacción
En Positivo

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