¿Lo intelectual está en desuso? La omnipresencia en redes sociales, la sobremediatización de los buenos oradores, el privilegio del entretenimiento frente a la divulgación, los reflejos superficiales de una profesión periodística estupefacta: todo ello conforma un ecosistema en donde parece más difícil llegar a pensamientos profundos cuando irónicamente más que nunca son necesarios.
¿Dónde aparecen los intelectuales en los medios? Eso sí aparecen. Su presencia parece residual frente a los periodistas de cabecera, polemistas, colaboradores…cuestionando la transformación del valor público de las ideas bajo la influencia de las tecnologías digitales, el sociólogo francés Rémy Rieffel matiza el estrechamiento de la vida de las ideas en los medios de comunicación recordando el papel clave de la prensa escrita y los nuevos espacios mediáticos en la circulación de ideas.
En su nuevo libro “L’emprise médiatique sur le débat d’idées” (La influencia de los medios en el debate de las ideas) rastrea el cambio de un mundo intelectual sujeto primero a la caída del comunismo y luego a la llegada de la tecnología digital.
Primero se examinan los cambios dentro de la esfera intelectual: el nuevo contexto político e ideológico, la visibilidad desigual de académicos e investigadores, la cobertura mediática de ciertos escritores, el papel clave de algunos editores, el poder de encuadre de algunos periodistas. A continuación se analizan los cambios en el mundo mediático: el peso creciente de la tecnología digital, las nuevas formas de prescripción cultural, la evolución de los programas de debate y tertulias televisivas, la brutalización del debate en las redes sociales.
Tal y como explica Rieffel en una reciente entrevista para Le Monde “el intelectual (el que toma posición en el debate público sobre problemas de interés general) necesita medios de mediación, como libros, periódicos, revistas, para difundir sus ideas y sus opiniones. La obtención de cierta notoriedad a través de los medios de comunicación, conocidos como medios de comunicación, se remonta al siglo XVIII.
El desarrollo de una prensa de moda, el auge del género de la biografía y el retrato, llevaron a ciertos escritores (Rousseau, Voltaire) a convertirse en estrellas adoradas por un gran público . De manera similar, en el momento del asunto Dreyfus, partidarios y opositores se enfrentaron a través de periódicos interpuestos. La figura del intelectual ha estado pues, desde un principio, ligada al mundo de los medios de comunicación”.
Hubo una vida dorada de lo intelectual en Francia, mientras que hoy lamenta el sociólogo que cualquier intelectual es reducido a una parcela menor “Es cierto que hubo grandes figuras del pensamiento francés (Roland Barthes, Claude Lévi-Strauss, Jacques Lacan, etc.), cuyas obras y posiciones interesaron a un público bastante amplio.
En la actualidad, la vida de las ideas se escenifica más desde el ángulo de la clasificación ( “Los 100 pensadores que cuentan” ), del análisis de la guerra de trincheras ( “Cómo la izquierda ha perdido a los intelectuales” ), de los enfrentamientos ( “El fenómeno Onfray : ¿pensador o luchador?).
Los intelectuales son tratados a través de temas reduccionistas: su omnipresencia, su usurpación del habla, su relación con el dinero, su supuesto naufragio”.
Dice por ello que lo intelectual ha perdido parte de su autonomía frente al creciente poder de selección, encuadre y consagración que ejercen los periodistas y los nuevos influencers.
El sociólogo reivindica el volver a la esencias para desentrañar la parte intelectual desde la forma y fondo.
RÉMY RIEFFEL
Sociólogo, profesor de ciencias de la información y la comunicación en la Universidad de Paris-Panthéon-Assas (IFP)
Leer más:
Hay un desdén de la razón, una emocionalidad sacada de quicio. JOSÉ ANTONIO MARINA
Hay que sanar el resentimiento que amenaza a la democracia. CYNTHIA FLEURY