miércoles, 29 noviembre 2023
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El futuro de la Dieta de la Longevidad para vivir más de 100 años

En el 440 a. C., el médico griego Hipócrates dijo: “Deja que la comida sea tu medicina y que tu medicina sea tu alimento’’. Su sabiduría ha demostrado ser cierta ya que ahora sabemos que alterar el nivel, el tipo y el momento del consumo de alimentos (es decir, en ayunas) es quizás la intervención más potente, factible y segura para mejorar la salud, extender la longevidad y extender el tiempo en que se mantienen la salud y la capacidad funcional (es decir, salud) en especies que van desde bacterias hasta humanos.

Así lo explica el biogerontólogo y biólogo celular italiano-estadounidense  Valter Longo, especialista de la alimentación anti-edad, que desde hace años investiga en animales y humanos para identificar cómo la nutrición afecta el envejecimiento y la vida saludable.

En un artículo de este año y publicado en la prestigiosa revista Cell, Longo y la coautora Rozalyn Anderson de la Universidad de Wisconsin describen la “dieta de la longevidad”, un enfoque de múltiples pilares basado en estudios de varios aspectos de la dieta, desde la composición de los alimentos y las calorías ingesta a la duración y frecuencia de los períodos de ayuno.

Longo y Anderson revisaron cientos de estudios sobre nutrición, enfermedades y longevidad en animales de laboratorio y humanos y los combinaron con sus propios estudios sobre los nutrientes y el envejecimiento. El análisis incluyó dietas populares como la restricción de calorías totales, la dieta cetogénica alta en grasas y baja en carbohidratos, las dietas vegetarianas y veganas y la dieta mediterránea.

El artículo también incluyó una revisión de las diferentes formas de ayuno, incluida una dieta a corto plazo que imita la respuesta del cuerpo al ayuno, el hoy conocido como ayuno intermitente (frecuente y a corto plazo) y el ayuno periódico (dos o más días de ayuno o dietas que imitan el ayuno más de dos veces al mes). Además de examinar los datos de vida útil de los estudios epidemiológicos, el equipo vinculó estos estudios con factores dietéticos específicos que afectan varias vías genéticas reguladoras de la longevidad, compartidas por animales y humanos que también afectan los marcadores de riesgo de enfermedad. Estos incluyen niveles de insulina, proteína C reactiva, factor de crecimiento similar a la insulina 1 y colesterol.

Los autores informan que las características clave de la dieta óptima parecen ser una ingesta moderada a alta de carbohidratos de fuentes no refinadas, proteínas bajas pero suficientes de fuentes principalmente vegetales y suficientes grasas de origen vegetal para proporcionar alrededor del 30 por ciento de las necesidades energéticas.

Idealmente, todas las comidas del día ocurrirían dentro de un período de 11 a 12 horas, lo que permitiría un período diario de ayuno. Además, un ciclo de 5 días de ayuno o una dieta que simula el ayuno cada 3 o 4 meses también puede ayudar a reducir la resistencia a la insulina, la presión arterial y otros factores de riesgo para las personas con mayores riesgos de enfermedades.

Longo describió cómo sería una dieta de longevidad en la vida real: “Muchas legumbres, cereales integrales y verduras; algún pescado; nada de carnes rojas o procesadas y muy poca carne blanca; cereales bajos en azúcar y refinados; buenos niveles de frutos secos y aceite de oliva, y algo de chocolate negro”.

Asimismo disuade de adoptar una dieta si esta implica “grandes cambios que van a provocar una pérdida dañina de grasa corporal y masa magra”, seguida de un ‘efecto rebote’ en el momento en el que abandonemos las restricciones.

Por eso defiende la idoneidad de la Dieta de la Longevidad que ” no solo tiene por objetivo bajar de peso, sino que es un modo de vida enfocado en frenar el envejecimiento, lo que puede complementar al Sistema de Salud como medida preventiva al tiempo que evita la morbilidad y mejora el estado de salud en edades avanzadas”.

De acuerdo a sus investigaciones y tal y como ha declarado en distintos medios de comunicación el llevar a la práctica estos consejos puede ayudar a aumentar exponencialmente la vida en más de 20 años y el acercar a la población a superar más fácilmente la cifra de 100 años de vida.

Longo prevé regresar a Italia para realizar un ensayo con más de 500 personas en el sur del país, una de las denominadas como ‘zonas azules’ del mundo en las que se registra una mayor proporción de supercentenarios.

Redacción
En Positivo

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