En los dos últimos años una avalancha de sucesos negativos nos han arrasado como un tsunami: una pandemia mundial que ha desencadenado en consecuencias imprevistas, una crisis socioeconómica mundial e incluso la guerra de Ucrania sumado a la inestabilidad geopolítica global.
Parece que hemos despertado de la inocencia para toparnos con una realidad a veces cruda que no sabemos digerir. Frente a esta montaña de acontecimientos no deseables nos cuesta más reconectarnos con la vida.
Vivimos un periodo de falta de ilusión y de esperanza, que se podría asemejar a un duelo a nivel colectivo, en tanto en cuanto nos encontramos en un proceso de adaptación tras pérdidas y hechos trágicos.
Recientemente la consultoría de gestión y encuestas Gallup ha publicado el reporte Gallup Global Emotions 2022 que mide las emociones positivas y negativas de las personas. De acuerdo a los resultados las emociones negativas: el estrés, la tristeza, la ira, la preocupación y el dolor que la gente siente todos los días— alcanzó un nuevo récord. Muchas cosas hacen que la gente se sienta infeliz, pero hay cinco factores importantes que contribuyen al surgimiento de infelicidad global: pobreza, malas comunidades, hambre, soledad y escasez de bienes.
Evidentemente hay factores externos que condicionan enormemente pero también es cierto que una parte interna de nuestro carácter influye para sobreponernos a las adversidades y ver el lado bueno de la vida, que sin duda lo tiene incluso en los peores momentos.
No en vano en el mismo reporte se destaca el optimismo de los países latinoamericanos – en algunos casos no necesariamente ricos económicamente – donde suelen dominar la lista de países en que los adultos reportan muchas cosas positivas y emociones cada día. La región está bien representada: Panamá, que ha encabezado la lista en años anteriores, vuelve a liderar con un índice de puntuación de 85. También con puntuaciones altas para Paraguay, El Salvador, Honduras y Nicaragua.
Igualmente varios países fuera de América Latina han clasificado entre los más positivos: Islandia, Filipinas y Senegal.
Otro factor no menos importante es el buen descanso. En el lapso de un año, el porcentaje de personas que dijeron sentirse bien descansadas bajó del 72% al 69%. Muchos países avanzaron en una dirección negativa en 2021, incluidos descensos de dos dígitos en varios países de ingresos más altos como Estados Unidos (caída de 12 puntos), Finlandia
(caída de 11 puntos) e Italia (caída de 11 puntos).
Hoy gracias a informes de este tipo contamos con más información acerca de las causas del desánimo de la gente y la suerte es que nunca antes en la historia hubo tantas herramientas para poner solución.
Existe una conciencia sobre el estado de ánimo y salud mental de la población cuando en todas las épocas pasadas ya no era un factor secundario pues ni tan siquiera se contemplaba. La gente vivía, o sobrevivía como podía: con un peor nivel de vida, sin estado de bienestar y con muchas más carencias que las de ahora.
Si bien es cierto que entonces la red de sostén la tejían con las fuertes relaciones familiares, amistades sinceras, vecindarios y comunidades.
En este sentido debemos recuperar esa filosofía para refugiarnos en nuestros entornos personales y el valor de los afectos como el mejor salvavidas.
Hay tantos ejemplos de personas que se han sobrepuesto a las peores situaciones que para el resto es casi una obligación moral el hallar la ilusión en tantas razones positivas que ocurren cada día, empezando por estar vivo.
El conocido psiquiatra Viktor Frankl relató El hombre en busca de sentido sobre sus vivencias en el horror dentro de un campo den concentración.
“Cuando ya no somos capaces de cambiar una situación, tenemos el desafío de cambiarnos a nosotros mismos” pues es un tiempo para aprender mucha paciencia, resiliencia y comprensión.
Debemos resetear nuestra ilusión por la vida que se encuentra dentro de nosotros. Debemos volver a la esperanza.
JORGE DOBNER
Editor
En Positivo
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