miércoles, 29 noviembre 2023
argentina

‘Argentina, 1985’: la necesidad de contar y no olvidar la memoria histórica

Después de la masacre perpetrada por el nazismo y la esperada entrada de los aliados, tuvieron lugar los famosos Juicios de Núremberg o Procesos de Núremberg en los que se determinaron y sancionaron las responsabilidades de dirigentes, funcionarios y colaboradores del régimen nacionalsocialista en los diferentes crímenes y abusos contra la humanidad cometidos en nombre del Tercer Reich Alemán.

Son los juicios más importantes del siglo XX porque marcaron un precedente histórico, pero no son los únicos.

También Argentina tiene su mayor y más salvaje tragedia en la historia.

En el Juicio a las Juntas se llevó a cabo el proceso judicial realizado por la justicia civil en la Argentina en 1985 por decreto del presidente Raúl Ricardo Alfonsín (1983-1989) sobre los integrantes de las tres primeras Juntas Militares de la dictadura autodenominada Proceso de Reorganización Nacional (1976-1983), debido a sus graves y masivas violaciones de derechos humanos.

El 15 de diciembre de 1983, Alfonsín sancionó el Decreto Nº 158/83 que ordenó someter a juicio sumario a nueve militares de las tres armas que integraron las Juntas que dirigieron el país desde el golpe militar del 24 de marzo de 1976 hasta la Guerra de las Malvinas en 1982: Jorge Rafael Videla, Orlando Ramón Agosti, Emilio Eduardo Massera, Roberto Eduardo Viola, Omar Graffigna, Armando Lambruschini, Leopoldo Fortunato Galtieri, Basilio Lami Dozo y Jorge Anaya. El expediente tramitó por la desde entonces emblemática «Causa 13/84».

La sentencia dictada el 9 de diciembre de 1985 condenó a cinco de los militares acusados y absolvió a cuatro. Videla y Massera fueron condenados a reclusión perpetua con destitución. Viola, a 17 años de prisión, Lambruschini a 8 años de prisión, y Agosti a 4 años y 6 meses de prisión; todos con destitución. Graffigna, Galtieri, Lami Dozo y Anaya fueron absueltos. El tribunal consideró que las juntas militares habían elaborado un sistema ilícito para reprimir a “la subversión” (sic) que llevó a que se cometieran “gran número de delitos de privación ilegal de la libertad, a la aplicación de tormentos y a homicidios”, garantizando su impunidad.

Ahora la historia del juicio ha sido llevada a la gran pantalla en la película “Argentina, 1985“, del director Santiago Mitre, y protagonizada por Ricardo Darín como el fiscal Julio Strassera y Peter Lanzani como su segundo al mando, Luis Moreno Ocampo, la nueva joya del cine argentino que se postula como firme aspirante al Oscar.

La película narra de forma  realista las dificultades del fiscal civil Julio César Strassera para llevar a cabo el juicio que puso en el banquillo a los mandos de la última dictadura militar por crímenes de lesa humanidad.

Aquí el tráiler de la película:

Argentina, 1985 está inspirada en la historia real de Julio Strassera, Luis Moreno Ocampo y su joven equipo legal que se atrevió a perseguir, contra viento y marea y bajo constante amenaza, la dictadura militar más sangrienta de Argentina.

Ni siquiera los seis jueces que iban a presidir las audiencias estaban seguros de poder terminar con el proceso. “En el propio Palacio de Tribunales nos miraban como bichos raros y esto nos generaba una gran incertidumbre, no sabíamos si íbamos a poder llevar a cabo el juicio”, explica al diario BBC Mundo Gil Lavedra, quien en ese entonces tenía 36 años y era el más joven de los seis magistrados.

“Argentina, 1985” hace un tributo merecido con la necesidad de contar y no olvidar una parte importante en la memoria histórica del país.

Redacción
En Positivo

Leer más:

Recordar para activar la empatía

Judíos de Portugal: final de una vergüenza histórica

Un recorrido para no repetir la historia en ‘Biografía de la inhumanidad’. José Antonio Marina

Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos.
Privacidad