Durante mucho los televisores han sido un electrodoméstico de referencia en miles de millones de hogares en todo el mundo. Pero hace 100 años, nadie sabía siquiera qué era un televisor. De hecho, hasta 1947, solo unos pocos miles de personas poseían televisores.
El boom de este servicio tuvo lugar después de la Segunda Guerra Mundial. Especialmente desde los años cincuenta, la televisión se convirtió en el medio de comunicación de masas más influyente del siglo XX.
Durante mucho tiempo la televisión ha tenido la hegemonía por su enorme influencia, incluso cumpliendo una función socializadora.
Es común la imagen de las familias reunidas entorno a la televisión y departiendo sobre sus contenidos. No en vano los expertos han atribuido a la televisión una importancia considerable en la socialización de valores, normas, actitudes y opiniones.
Es tal su poder de abstracción y emisión de contenido dudoso que a la televisión muchas veces se la llamado de forma despectiva “la caja tonta” por su poder de atraer la atención de las personas durante horas frente a diversos programas.
Sin embargo su reinado – respecto a otros nuevos medios – no solo ha llegado a su fin, sino que de no haber una renovación en la concepción de la televisión. Lo que parecía imposible puede ocurrir: la extinción de la televisión.
Solo contabilizando España el pasado mes de agosto la televisión experimentó un récord de bajo consumo: más de un 10% de españoles no ha encendido la televisión en ningún momento.
Según los datos de la consultora Barlovento extraídos de Kantar Media, difundidos este jueves, en los resultados de consumo televisivo se tiene en cuenta tanto el visionado en línea como el diferido (audiencia durante los siete días siguientes a la emisión en lineal).
Incluso han acuñado un término para ese público que ya no usa este electrodoméstico: los telefóbicos.
Los que más tiempo dedican al día a ver la televisión son, por sexo, las mujeres (2 horas y 46 minutos de promedio diario) y por franjas de edad, los mayores de 64 años (con 4 horas y 37 minutos de media por persona al día).
De estos datos se interpreta que la televisión ya conecta con las generaciones medianas y menos con los más jóvenes que directamente consumen otros medios en relación a las redes sociales y nuevas plataformas de streaming.
Desde hace tiempo se especula con este fenómeno, pero es ahora cuando es más visible esa muerte lenta.
Han surgido nuevos competidores que desafían los sistemas heredados. Netflix, Inc. ( NFLX ), Amazon.com, Inc. ( AMZN ), Sling TV, Crackle y Sony Corporation ( SNE ) brindan contenido de transmisión, reemplazando la combinación de decodificador/TV como la única forma de ver entretenimiento.
Lo que está claro es que si la Televisión quiere sobrevivir debe adaptarse a los cambios que le sobrepasan, comprendiendo el nuevo comportamiento del consumidor.
Según un informe de la consultora Deloitte apuntan a que el vídeo a la carta está ganando terreno en un frente amplio. Igualmente la publicidad en televisión y vídeo se adapta a los nuevos formatos y apuesta cada vez más por la personalización de los contenidos publicitarios.
Otro de los factores importantes es la renovación de los formatos de contenidos que en muchos casos se han quedado obsoletos y quemados por su repetición. Este sentido la función de los creativos será fundamental.
Redacción
En Positivo
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