El futuro pertenece a las nuevas generaciones. La educación ayuda a erradicar la pobreza y el hambre, brindando a las personas la oportunidad de tener una vida mejor. Esta es una de las principales razones por las que los padres se esfuerzan para que sus hijos asistan a la escuela el mayor tiempo posible. También es por eso que las naciones trabajan para promover un acceso más fácil a la educación tanto para niños como para adultos.
Desde su estallido hace más de dos años, la pandemia de COVID-19 ha interrumpido los sistemas educativos en todo el mundo, afectando más a los estudiantes más vulnerables. Ha aumentado las desigualdades y ha exacerbado una crisis educativa preexistente.
Los cierres de escuelas han variado desde ningún cierre en un puñado de países hasta más de un año escolar completo. Según la UNESCO La falta de conectividad y dispositivos excluyó al menos a un tercio de los estudiantes de seguir aprendiendo de forma remota.
El sistema educativo evoluciona cada vez más rápido es por eso que padres, hijos y profesorado deben muy preparados. Lo que nunca cambia es la preocupación de los padres para proveer la mejor educación posible.
Son muchas las dudas que albergan en la etapa formativa y una de las profesionales que asegura atesorar respuestas al respecto es Diana Eidelman, terapeuta familiar israelí y creadora del «método Loveffective», que se dio a conocer en 2014 por el TEDx titulado ‘What every new parent should know’.
En la revista Ethic la terapeuta se ha explayado acerca de las claves educativas que marcarán el futuro. Los retos son importantes.
“Cada vez es más difícil ser padre” asegura. “En la generación de nuestros abuelos, con que el niño sobreviviera ya era suficiente. La felicidad estaba en encontrar un trabajo y mantenerlo toda la vida. La generación actual está demasiado enfocada en destacar, hay un deseo profundo de perfección y excelencia: tenemos que ser el mejor en todos los campos, ser guapos, caer bien a todo el mundo, ganar mucho dinero e incluso ser un buen consumidor. Tienes que serlo todo, todo el rato. Hay un pensamiento generalizado que viene a decir «hay una forma perfecta de hacer las cosas y no es como lo estoy haciendo yo».
Por eso padres y madres sienten constantemente que han de cumplir las expectativas de su entorno, viviendo sumidos en la presión continua y el estrés: piensas que otros padres lo están haciendo mejor que tú; el colapso, posteriormente, se transmite directamente a los hijos”.
Para Eidelmar esto es un error porque nunca se puede alcanzar la perfección “Nos estamos obsesionando con las prácticas del parenting: existe un deseo profundo de los padres por cuantificar el desarrollo de los hijos mediante gráficos, la medición del tamaño del cerebro o los tests de inteligencia. El ansia de control y perfección está motivado por pequeños traumas sin resolver, y una mala gestión puede acabar tanto con la salud mental de los padres como con la de los hijos”.
La crianza de los hijos exige tiempo y lo que sí recomienda la terapeuta es que sean padres presentes “Si no tienes tiempo para tus hijos, al final ellos mismos van a obligarte a que lo tengas: van a gritar, van a llorar o van a tirar el helado en la alfombra; los padres acaban sacando el tiempo entonces. Hay una pregunta que tienen que hacerse padres y madres: el tiempo que paso con mi hijo, ¿es tiempo de calidad?”.
Respecto a las nuevas generaciones destaca que son cada vez más capaces de alzar la voz “y ese interés es buenísimo: sin él, el mundo no sobreviviría.
Nuestra supervivencia es dependiente de la curiosidad de las nuevas generaciones, especialmente de las que tienen voluntad por crear conexiones interpersonales, así que soy optimista.
Creo que la generación del futuro velará por mejores salarios y mejores condiciones laborales. Si los jóvenes de hoy ya saben que merecen algo mejor, los del 2050 serán aún más conscientes”.
DIANA EIDELMAN
Educadora y terapeuta familiar israelí y creadora del «método Loveffective»
Redacción
En Positivo
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