Durante más de dos años la pandemia por Covid ha atemorizado a toda la humanidad abocando a drásticos cambios a distintos los niveles y el vivir con una incertidumbre continúa.
En la medida que la incidencia ha descendido, y los casos graves de pacientes por la última variante Ómicron son cada vez más reducidos; por fin los países están poniendo fin a las medidas restrictivas.
Ya se habla del tránsito de pandemia a endemia que conlleva un descenso en la tasa de mortalidad y la disminución en la presión ejercida sobre los sistemas de salud.
La vuelta a una normalidad relativa es una alegría para todos después de tanto tiempo de sufrimiento colectivo. Pero el mundo que hoy vivimos ya no es igual por diferentes motivos al del 2020.
Relatan en un reportaje de BBC Mundo que ese mundo ya no existe “Muchas personas con enfermedades leves seguirán necesitando ausentarse del trabajo o estudiar y, como hemos visto con ómicron, los efectos agregados pueden ser muy perjudiciales”.
La suerte es que en este momento de la historia, y con todos sus avances, hemos contado con los mayores recursos posibles para hacer frente a una crisis sanitaria de tal envergadura.
En el mismo reportaje argumentan que “podemos aceptar que el mundo ha cambiado y hacer adaptaciones en base a lo que hemos aprendido en los últimos dos años”.
Las lecciones que este tiempo ha dejado son muchas y nos hacemos eco de los ocho cambios clave que apuntan pueden reducir el impacto futuro de la covid-19.
1. Estar al aire libre es muy seguro, así que hagamos que el aire de los interiores se parezca lo más posible al de fuera. Hemos aprendido a valorar el respirar el aire puro.
Eso implica una gran inversión en infraestructura para mejorar la ventilación y filtrar y limpiar el aire.
2. Las vacunas claves: han demostrado su efectividad al reducir la gravedad de casos contagiados. En la medida que la emergencia ya no es tanta se vienen desarrollando nuevas vacunas orales y pastillas de prevención de la Covid.
3. Hemos aprendido que actuar cuanto antes es crucial para contener los brotes y prevenir la propagación a otros países. Por lo tanto hay que invertir en la vigilancia global de nuevas variantes del coronavirus y de otras nuevas posibles enfermedades infecciosas.
4. La mayoría de los países ya cuentan con vigilancia de rutina para enfermedades infecciosas graves (como la gripe y el sarampión) y planes para mitigar su impacto.
Los países deben sumar la vigilancia permanente de las tasas de infección por covid-19 a los programas existentes.
5. Invertir en comprender, prevenir y tratar ese impacto a largo plazo de la Covid-19: todavía sabemos muy poco sobre el impacto a largo plazo de la covid-19, aunque sabemos que puede causar daños duraderos en los órganos y provocar una enfermedad prolongada.
6. Reforzar los sistemas de salud: muchos sistemas de salud ya estaban en problemas antes de que llegara la covid y, desde entonces, la pandemia ha reducido aún más su resiliencia. Esto exige inversiones económicas, particularmente en épocas sensibles como la temporada de invierno.
7. Invertir más en la reducción de las desigualdades: en salud, vivienda, lugares de trabajo, pago por enfermedad y educación. La covid ha golpeado con más fuerza a los más desfavorecidos.
Los que menos pueden permitirse el autoaislamiento también tienen más probabilidades de trabajar fuera del hogar, usar el transporte público y vivir en viviendas superpobladas, todos factores de riesgo para contraer el virus.
8. Finalmente, auguran aún habrá olas de covid-19 en el futuro; si bien lo anterior simplemente reducirá su frecuencia y escala. Necesitamos tener un plan mucho más perfeccionado en base a toda la experiencia acumulada.
Redacción
En Positivo
Leer más:
Reforzar el sistema inmunológico: 12 pasos respaldados por la ciencia
Vacuna oral contra la COVID-19 que no requiere cadena de frío y minimiza efectos secundarios