Desde el arranque del siglo XXI, el nivel de incertidumbre que nos hemos visto obligados a manejar en las sociedades occidentales ha aumentado sin cesar. Empeñados en no desfallecer, seguimos pedaleando tan rápido como pudimos, tantas horas al día como el cuerpo nos permitía, con la perenne sensación de que siempre podríamos habernos esforzado un poco más. Pero cuando un virus detuvo el mundo entero, salimos despedidos a la velocidad de la luz hacia un páramo desconocido, a solas con nuestros miedos.
En el ciclo “Repensando el mañana” se acogió un encuentro muy especial con las periodistas y escritoras Patricia Simón, Rosa Mª Calaf y Edurne Portela, quienes han hablado de la incertidumbre y los miedos que las sociedades occidentales se han visto obligadas a manejar desde los inicios del siglo XXI y que la pandemia elevó a niveles insospechados.
Patricia Simón empezó a escribir ‘Miedo. Viaje por un mundo que se resiste a ser gobernado por el odio’ (Debate, 2022) después del confinamiento al que toda España fue sometida el 13 de marzo de 2020. De hecho, pocas horas después de que el presidente del gobierno anunciara aquella medida extraordinaria, Simón publicó en La Marea una columna de opinión, ‘Tengo miedo’, que habría de convertirse en el germen de este libro. En aquel texto, la periodista exponía su temor a que la ciudadanía se acostumbrase a aceptar acríticamente nuevos recortes de sus derechos fundamentales. ‘Miedo’ es el desarrollo de aquel artículo premonitorio.
‘Miedo’ es un libro sobre los temores que han articulado nuestras vidas en los últimos años y que la Covid-19 ha evidenciado y agudizado, acelerando así el cambio de era en el que ya estábamos inmersos: la crisis del neoliberalismo, el cambio climático, la creciente desigualdad, los éxodos de migrantes y refugiados, la robotización del mercado laboral y el aumento del desempleo crónico, el encarecimiento de la vivienda, la crisis demográfica, la polarización y crispación sociales azuzadas por los algoritmos de las grandes empresas tecnológicas, o la privatización de los servicios públicos.
La incapacidad de las democracias representativas para dar respuesta a estos desafíos ha terminado por convertirlos en una serie de miedos que los partidos populistas y de extrema derecha han instrumentalizado para imponer su agenda y los discursos de odio.
Tal y como presentó Rosa María Calaf “Hay una gran amenaza de retrocesos. Existe una afiliación directa entre el odio y la mentira”.
Por lo cual considera este libro oportuno “Este paisaje nos interpela desde todas las líneas, que es dura pero también esperanzadora. Te lleva a un planteamiento de razones, causas y posibles soluciones, y sin duda necesidad de acción”.
“Es una crónica periodística que se basa en trabajos periodísticos, pero que es realmente un auténtico ensayo, que va mucho más allá.
Calaf habla de que estamos “en un cambio de época, es mucho más profundo. La covid ha acelerado esta transformación”.
Para Edurne Portela considera que el libro “marca el contraste entre lo que nos atenaza y la respuesta a esa paralización, y que es una respuesta frente al odio. La propuesta es no caer en el odio que nos arrastra y que surge en muchas ocasiones como respuesta al miedo”.
“Hay que abandonar esas dinámicas que en la estamos muy metidas como sociedad, que es replegarse frente al odio y el miedo, buscar en el individualismo soluciones a todo eso que nos asusta, en vez de buscarlas en acciones comunes”.
En un ensayo maravillosamente escrito, Patricia Simón recoge, con gran elegancia, sensibilidad y empatía, un conjunto de voces que ejemplifica los principales temores de la sociedad contemporánea, y ofrece un análisis brillante y sensato de las razones que nos están llevando de un mundo regido por la manipulación de la incertidumbre a otro gobernado por la manipulación de los miedos.
Tal y como explica Simón “el libro reivindica aproximarnos a las otras personas desde el amor, como lo que decía Hannah Arendt, ese amor al mundo que es la política, ese querer entender, y salirse del camino de estar todo tiempo juzgando y condenando.
Esta es una práctica que ha pasado del discurso político al periodístico en la última década y que tiene que ver con esa crispación”.
Redacción
En Positivo
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