Gabriel Boric, a quien los medios han descrito como un “millennial de izquierda”, fue elegido recientemente presidente de Chile, un acontecimiento que ha captado la atención de todos. Boric, un exmanifestante del movimiento estudiantil de 35 años, derrotó a un ultraderechista al estilo de Donald Trump para convertirse en el líder más joven del país.
Su victoria es otra grande para la izquierda latinoamericana, semanas después de que Honduras eligiera a Xiomara Castro, otra candidata de izquierdas, como la primera mujer presidenta del país centroamericano.
Estas dos victorias siguieron a la victoria del maestro rural Pedro Castillo en Perú, que siguió a una victoria de 2020 de Luis Arce en Bolivia.
Lo que está sucediendo en América Latina es una combinación de muchos factores, incluida la desigualdad extrema y el estancamiento económico durante la pandemia de Covid-19. Los problemas estructurales e institucionales siguen siendo asignaturas pendientes en algunos casos.
El análisis simplista sería reducirlo al triunfo en una dicotomía de la izquierda sobre la derecha, pero lo cierto es que responde a una ola democrática frente al auge de movimientos extremistas con nostalgia de antiguas dictaduras.
La teórica política chilena Camila Vergara cree que Boric se asemeja más a Barack Obama de 2008. No en vano considera que Boric tuvo que moverse rápidamente hacia el centro durante la segunda vuelta electoral y ganarse el apoyo de los intereses centristas y de centro-derecha.
Como dijo Vergara, el voto de Boric fue más un voto en contra de detener el fascismo y los simpatizantes de la dictadura de Augusto Pinochet.
A buena cuenta de que esta nueva ola democrática latinoamericana va más allá de los movimientos de izquierdas son las próximas elecciones presidenciales, que están previstas para mayo en Colombia y octubre en Brasil. Ya hay indicios de que van a moverse hacia el centro.
Es el caso de la política colombiana Íngrid Betancourt, que estuvo durante más de seis años secuestrada por las FARC, y que ha anunciado que participará en la consulta de la Coalición Centro Esperanza para ser candidata presidencial por segunda vez.
Betancourt dijo que quiere ser presidenta para “romper las cadenas” que por décadas han mantenido a Colombia en la corrupción y la violencia. También reclamó “los derechos de los 51 millones de colombianos que no encuentran justicia”, porque viven en un sistema organizado “para garantizar la impunidad”.
En cuanto a Brasil, en la última encuesta, el presidente derechista Jair Bolsonaro está 22 puntos detrás del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva.
Esta corriente renovada va en sintonía con la Cumbre de la Democracia auspiciada por el gobierno de Joe Biden, y ha dejado en claro que renovar la democracia en los Estados Unidos y en todo el mundo es esencial para enfrentar los desafíos sin precedentes de nuestro tiempo.
Tal y como defienden la democracia no surge por accidente. Hay que defenderla, luchar por ella, fortalecerla, renovarla.
JORGE DOBNER
Editor
En Positivo
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