martes, 05 diciembre 2023

Cambio de gobernantes o cambio de sexo. JORGE DOBNER

Este ha sido un verano caldeado, no solo por el calor ni la presión de la quinta ola del Coronavirus. El golpe de los talibanes tomando el poder en Afganistán ha sido un duro revés a nivel internacional. Mientras que el recientemente presidente afgano, Ashraf Ghani, abandonaba el país junto a sus colaboradores más cercanos. Según anunció para “evitar un baño de sangre”, ya que temía que “innumerables patriotas fueran martirizados y Kabul destruida” si él se quedaba.

Cabe recordar que casi dos décadas después de la rendición talibán ante la campaña militar de Estados Unidos y la Alianza del Norte (afgana) contra Al-Qaeda, la guerrilla se ha vuelto a hacer con el control del país.

Algo que se ha visto acelerado después de que el pasado mes de abril el actual presidente de Estados Unidos, Joe Biden, informara de que retiraría a sus tropas en un repliegue que se inició en el mes de mayo y que terminó en pocos dias de Agosto en la mayor “chapuza”de la politica  internacional y militar de los Estados Unidos.

Sin embargo, y esto merece ser puntualizado, dicha decisión fue firmada y anunciada por su predecesor, Donald Trump, quien acordó con los talibanes en el marco de conversaciones de paz en Doha, Qatar, que sacaría a las tropas del país en 14 meses.

Una traición encubierta de quien nunca debió fiarse de los talibanes y ahora es Biden quien vulgarmente se ha comido el marrón y continuado con el estropicio.

Con esta desgraciada acción ha deslucido su buen inicio de gobierno con políticas valientes y progresistas que tantos elogios estaba recibiendo y que ahora se ha convertido en desilusión.

A la vista los resultados de una nefasta planificación y cuando los talibanes celebran su victoria de forma insultante desfilando en Kandahar a bordo de vehículos militares, entre ellos muchos Humers arrebatados a los estadounidenses, a la OTAN y al antiguo gobierno en el campo de batalla.

Se debería saber que gobernar no es un juego de niños ni un capricho para ganar poder individual, sino que conlleva enormes responsabilidades. De alguna forma los presidentes de turno deberían rendir cuentas legalmente de su paso por el gobierno y no lavarse las manos una vez que salen. Así es como más de uno se pensaría dos veces entrar en la política sabiendo los costes que sus malas acciones comportan.

En este sentido los últimos 4 gobernantes americanos lo han hecho fatal. Bush, Obama, Trump y Biden para 20 años de fracaso en la gestión de Afganistán.

La situación es mala sin paliativos, pero de nada vale lamentarse sino actuar de aquí para delante de forma acertada.  El saber qué hacer y sobre todo no hacer para empeorar más la situación.

Primeramente esta es una cuestión de índole internacional que merece y necesita una respuesta internacional. Por lo pronto Europa, países vecinos de Asia y Estados Unidos están acogiendo refugiados afganos pero no es suficiente.

Con razón algunos se estarán preguntando para qué sirve la ONU si sigue desaparecida en combate. La labor de mediación de las Naciones Unidas y planificación como garante de las democracias debe ser más contundente,  no sirve con simples manifiestos. Esta organización se conforma por miles de profesionales de alto nivel que deberían articular planes múltiples y complejos para una acogida reglada de refugiados y recobrar el anterior gobierno en Afganistán.

El establecer alianzas sólidas con los países vecinos como Pakistán se vuelve fundamental para desplegar una estrategia conjunta que aísle a los talibanes y ejerza de presión contra sus intereses.

También el colapso de la OTAN y de Europa que no supieron ver las consecuencias de la retirada de Afganistán y que ahora deberían coordinarse con la ONU, organismos internacionales y países vecinos para realizar esa estrategia conjunta.

La lucha contra el terrorismo, los talibanes, no puede venir de más violencia o llamar a los tambores de guerra (aun sabiendo que es una industria que tanto dinero negro mueve). Los afectados como siempre ya sabemos sería la población civil afgana que resiste en su país sobre quienes tomarían represalias.

Es por eso que se necesitan más activos que puedan participar sobre una estrategia inteligente cuando no se puede confiar en la sola capacidad de la OTAN o Estados Unidos.

Especialmente probar otro tipo de gobernanza, el relevo de gobernantes y dirigentes de países líderes y de organismos a nivel internacional que están demostrando su incapacidad.

Y puede que ya haya llegado el momento de sumar al panorama más mujeres de talla internacional como  la propia Kamala Harris,  a la cuál es posible que la veamos antes de lo previsto al mando de la desdibujada primera potencia mundial, o Ursula Von der Leyer que puede dar relevo en diligencia a la  saliente Angela Merkel y que merecen más poder de decisión.

Y es seguro otros nombres de mujeres capacitadas que pueden aportar su visión sobre problemas internacionales que siguen teniendo una visión muy masculinizada y en los útimos tiempos muy poco eficaces.

Necesitamos nuevos gobernantes o un cambio de sexo de los mismos ?

Jorge Dobner
Editor
En Positivo

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