A partir del famoso Sobre el origen de las especies de Charles Darwin, publicado en 1859, se abrió el libro sobre nuestro pasado evolutivo. En el mismo se explicaba cómo la selección natural ocurre cuando una mutación genética, por ejemplo, que da como resultado una columna vertebral adecuada para caminar erguido, se transmite de generación en generación porque brinda algún beneficio. Finalmente, la mutación se convierte en la norma.
Contrariamente la gente suele asumir que nuestra especie como homo sapiens ha evolucionado muy poco desde la época prehistórica.
Sin embargo, nuevos estudios que utilizan información genética de poblaciones de todo el mundo sugieren que el ritmo de la evolución humana sigue y está lejos de terminar.
El cómo nos modula el contexto también tiene mucho qué decir. Así por ejemplo, cuando se publicó el libro de Darwin solo alrededor de la mitad de los niños británicos sobrevivían hasta los 21 años. Hoy en día, ese número ha aumentado al 99 por ciento.
Al respecto Steve Jones, profesor de genética en el University College London, la teoría sobre la selección natural es minimizada pues los más aptos ya no encabezarán el cambio evolutivo porque, gracias a los avances médicos, los más débiles también viven y transmiten sus genes.
Si bien el contexto de una pandemia podría desmentirlo (solo en parte) y nos vuelve a una realidad donde aquellos con un sistema inmunológico más fuerte pueden superar con más facilidad el Coronavirus, si bien los débiles gracias a los avances también tienen más opciones de sobrevivir.
Geoffrey Miller, psicólogo evolutivo de la Universidad de Nuevo México, cree que la evolución darwiniana en los seres humanos en realidad se está acelerando.
Afirma que vamos a conseguir una selección sexual más fuerte, porque cuanto más avanzada sea la tecnología, mayor será el efecto que tendrá la inteligencia general en el éxito económico y social de cada individuo. A medida que la tecnología se vuelve más compleja, se necesitará más inteligencia por parte del ser humano para dominarla.
La conocida como selección natural está pasando una selección artificial cuando las tecnologías genéticas probablemente acentuarán estos cambios en el futuro y bajo el contexto de la pandemia parecen acelerados.
En las actuales circunstancias de pandemia global tenemos que tomar concienca de que estamos ante un proceso de gran mutación genética debido a los nuevos planteamientos sociales, económicos, a los enormes avances científicos y a la tecnología de selección artificial o la edición genética mediante CRISPR que repercutirá en todos los aspectos de nuestra vida.
Esta revolución biológica se puede usar para manipular el genoma de maneras apenas imaginables antes: corregir mutaciones genéticas, eliminar secuencias patógenas de ADN, insertar genes terapéuticos, activar o desactivar genes y más.
Los humanos gozaremos de habilidades antes no imaginadas y siendo más resilientes a las amenazas externas que pueden ponernos en peligro. También aparecerá el mestizaje de razas nuevas.
Sin embargo estos avances que son objetos de discusión ética deberán ser debidamente probados y regulados. Para que en el mal juego de parecer dioses no acabemos imbuidos por las mismas y sin capacidad para controlarlas.
Igualmente habrá que estar vigilantes para que los ricos y poderosos no se guarden estas tecnologías para sí mismos y generar un tipo de división, brecha entre población dominante de clase alta y una población de clase baja genéticamente oprimida.
Se necesitarán más comités regulatorios y de ética independientes. Cada avance, cada paso, deberá ser revisado para hacer un uso benéfico y no generar un desequilibrio en nuestra especie.
JORGE DOBNER
Editor
En Positivo
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