La habitación y vestido de rosa para la niña, en azul para el niño. Desde estas elecciones inconscientes que las familias hacen con cariño a sus hijos se construyen unos estereotipos de género que luego en la escuela tienden a acentuarse.
La dicotomía de los estereotipos de género perpetúa una visión reductora del ser humano. En términos educativos, los estereotipos de género se convierten en prejuicios y expectativas sobre los niños y niñas, también en su adolescencia, de acuerdo con las concepciones dominantes de los hombres
y las mujeres, que prevalecen sobre su propia individualidad y sus potencialidades humanas.
Y es así como los estereotipos de género nos llevan a restringir o dificultar el desarrollo de algunas de esos potenciales, pero también nos llevan a presionar y forzar el desarrollo de potenciales que creemos hacen parte de su persona.
Los elementos estructurales de los estereotipos de género siguen siendo:
– La educación de las niñas para cuidar: su universo y entornos, continúan centrados, sobre todo, en el valor de la maternidad. Las identidades de las niñas son construidas estando atentas a los demás. La ausencia de un consentimiento interior para dar sus propios intereses la misma legitimidad que dan a los intereses de los demás es el principal obstáculo subjetivo para el empoderamiento de niñas y mujeres.
– La educación de los niños al dominio: su universo y entornos, continúan enfocados en la necesidad de rechazar la feminidad y en la autoafirmación, expresada en situaciones, objetos y personas dominantes. La construcción de la identidad de los niños es egocéntrica. La rivalidad y la competencia individuales, así como las relaciones de base no afectiva, son para los chicos un obstáculo subjetivo a la preocupación por los demás.
Por eso es tan importante proyectos que quieren cambiar esta realidad como es la iniciativa que lidera Irene Biemmi, investigadora de la Universidad de Florencia y experta en Pedagogía de Género, investigadora de la Universidad de Florencia y experta en Pedagogía Genereshadow.
Biemmi es el referente científico de Obiettivo Parità (Objetivo Igualdad), un proyecto con el que las editoriales Rizzoli Education, Fabbri y Erickson se han dotado de una serie de reglas internas para diseñar, escribir e ilustrar libros que dan una representación equitativa del hombre y la mujer.
En el libro Educación Sexista. Los estereotipos de género en los libros de la escuela primaria (Rosenberg & Sellier) analizaron los libros de la escuela primaria publicados entre 1997 y 2002 y encontraron evidencias sobre este fenómeno. Así lo explica Biemmi para el diario italiano Corriere Della Sera.
“En primer lugar, una subrepresentación de mujeres y niñas: solo el 37% de las historias de los libros tenían una protagonista femenina. Esto ya es un indicador de sexismo latente y tiene consecuencias. Por casualidad hice talleres en las escuelas y les pregunté a los estudiantes por qué, según ellos, había tan pocas mujeres en los libros: recibí respuestas como “puedes ver que son menos importantes”. Luego también encontré muchos estereotipos: en los pasajes propuestos, por ejemplo, aparecían muy pocas madres trabajadoras; las muchachas eran en su mayoría tímidas, ordenadas, estudiosas y los muchachos valientes, animados; a veces agresivos. Fue casi un regreso a arquetipos de otras épocas”.
La investigadora considera que se está avanzando pero es necesario ser persistente ya que el asentamiento de estos cambios lleva su tiempo.
“La escuela italiana es un espejo retrasado de la realidad del país: no puede seguir el ritmo de los cambios que se han producido en nuestra sociedad. No solo porque muchos docentes se formaron en los años 70 u 80 y por tanto llevan la cultura de esa época al aula, sino sobre todo porque no existe una formación ad hoc en temas de género, ni para ellos ni para los compañeros más jóvenes.
Y luego también hay un aspecto emocional. La madre con delantal preparando una merienda, los niños un poco atrevidos, las niñas jugando con muñecas… son imágenes atemporales, pero también tranquilizadoras. Rechazar esa cultura y proponer algo nuevo no es fácil”.
Redacción
En Positivo
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