Quien no conoce su historia está condenado a repetir sus errores. Para entender la sociedad actual, es necesario conocer nuestra historia como humanidad que nos ha traído al presente. Es lo que se conoce como memoria histórica.
Sabemos que el ser humano es capaz de hacer las cosas más extraordinarias pero también ser causa de las mayores atrocidades, en nosotros convive la fuerza creativa de construir y la de destruir. Debemos dar alas a la primera y dominar la segunda. Para no ser víctima del pasado sino saber construir el presente y mejorar el futuro como sociedad.
El filósofo José Antonio Marina acaba de publicar un interesante libro Biografía de la inhumanidad como la antítesis del libro anterior Biografía de la humanidad donde explicaba la historia de la evolución cultural.
En este nuevo libro pretende explorar los mayores errores o crueldades de nuestra historia, y por qué en su momento estas acciones fueron llevadas a cabo o se aceptaron como una especie de destino implacable.
“Los horrores que creíamos desaparecidos vuelven a emerger, lo que favorece la tesis de que en el fondo de los hombres civilizados continúan latiendo impulsos violentos. Los ejemplos son numerosos. Los casos de «limpieza étnica» que se han visto en el siglo XX no hacen más que prolongar las persecuciones realizadas a lo largo de la historia para aniquilar a los humanos a los que se consideraba una amenazadora fuente de «contaminación».
Como ha señalado Barrington Moore en Pureza moral y persecución en la historia, esto constituyó el eje central del fascismo, del comunismo y del patriotismo imperial japonés” argumenta Marina.
Valiéndose de las herramientas intelectuales que proporciona la psicología, el autor nos ofrece un recorrido histórico-cultural por las principales maldades e indolencias que hemos cometido como especie «inhumana».
“Nuestro mundo afectivo –emociones y deseos– está en el origen de la acción. En parte está preprogramado y en parte, culturalmente moldeado. El miedo responde al peligro y cada especie huye ante amenazas genéticamente definidas (…). Pero el hombre puede temer a muchos peligros inventados, irreales: a los fantasmas, a los dioses, a las supersticiones, a los tabúes. Estos miedos se basan en creencias previas.
Como veremos, el odio, que es un gran provocador de atrocidades, tiene un aspecto cognitivo.
Se basa en una imagen previa del «objeto odiado»: el judío, el hereje, el enemigo, etc. La profundidad de esas creencias va a determinar la resistencia o la vulnerabilidad a la presión deshumanizadora”.
Pese los enormes desafíos y frente a los pesimistas históricos, Marina se confiesa que siempre ha defendido una línea de progreso en la humanidad. Pero eso no exime que de no estar suficientemente atentos se vuelvan a repetir errores.
“La humanidad progresa en todas las dimensiones medibles -expectativa de vida, educación, supervivencia infantil…-, pero con frecuencia sufrimos colapsos, cruces de cables y enloquecemos. Llegamos al horror una y otra vez. Trato de entender por qué insistimos en esos mecanismos que nos llevan a la atrocidad”.
Una vez más la educación para entender la historia y entendernos a nosotros mismos en la gestión de emociones es un pilar fundamental para avanzar.
Como bien explica el filósofo “educar en la compasión es una asignatura pendiente de la humanidad”.
José Antonio Marina Torres es un filósofo, ensayista y pedagogo. Ha dedicado toda su labor de investigador a la elaboración de una teoría de la inteligencia que comienza en la neurología y termina en la ética, entendiendo que la inteligencia no busca el conocimiento, sino la felicidad y la dignidad.
Redacción
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