lunes, 11 diciembre 2023

Renta básica universal, empieza a ser una realidad

Durante mucho tiempo la idea de un ingreso universal se ha considerado una utopía, pero a raíz de los efectos socioeconómicos derivados del Covid-19 su idoneidad vuelve a ser debate.

La pandemia ha estado acompañada de una explosión de gasto público para minimizar el enorme impacto de los daños que muchos creen similar a la economía de guerra, y esto ha cambiado el debate sobre el estado de bienestar y actualizado la idea una asignación básica.

Los diversos dispositivos de renta que se han experimentado en países como Finlandia, Kenia o Togo, han dado resultados interesantes, pero el principal obstáculo para su implementación a gran escala sigue siendo la financiación.

El concepto de un ingreso universal consta de una misma cantidad pagada a todos sin distinción. La mayor parte de experiencias llevadas a cabo hasta ahora son, sin embargo, más restrictivas y los beneficiarios elegidos entre las poblaciones son los más desfavorecidos.

El principal objetivo es de hecho luchar contra pobreza y mejorar las condiciones de vida, pues en el fondo, la voluntad es promover la igualdad y libertad.

La renta mínima garantizada se debatió regularmente en los debates sobre prestaciones sociales en el siglo XX. Pero al final de siglo, el miedo de sobrepasar el gasto y la alta tasa de desempleo en gran parte de Europa ha condicionado su puesta en marcha.

En la década de 2010, el crecimiento de las desigualdades y creencias, especialmente en el nuevo entorno tecnológico – que los robots y la inteligencia artificial pudieran pronto reemplazar a muchos trabajadores – han reavivado el interés por la Renta Básica (este concepto recibe diferentes nombres pero con una idea similar).

Las propuestas realistas eran, sin embargo, raras. En 2016, cuando Suiza consultó a su población sobre una renta universal de 2500 francos por mes, el 80% de los votantes respondió que “no”.

Luego llegó el Covid-19. Las restricciones sanitarias han hundido grandes franjas de población en gran precariedad. En todo el mundo, los gobiernos respondieron distribuyendo mucho dinero en efectivo.

Transferencias directas representan alrededor de un tercio de todas las medidas sociales vinculado a la pandemia, según el Banco Mundial.

Pero a medida que retrocede el pico de la pandemia y la economía se está recuperando lentamente, las medidas restantes pronto llegarán a su fin.

Las ayudas concedidas durante la pandemia no son una renta básica, pero la prueba que estamos pasando con la pandemia hace que su adopción sea más plausible a largo plazo.

De acuerdo a las encuestas, los jóvenes de Estados Unidos y Europa están a favor de ella.

En Corea del Sur, las elecciones presidenciales de 2022 serán una especie de referéndum sobre la renta universal. Lee Jae-myung, un candidato potencial que supervisó un experimento en la provincia de Gyeonggi, de la que es gobernador, propone que el país adopte una renta universal nacional de 500.000 wones [375 euros] al año y, plazo, por mes.

Es de momento el último país que se suma a esta iniciativa y que sigue la ola de los últimos años ante la popularidad del concepto de renta universal.

Tal es el boom de esta iniciativa en el país asiático que en 2020 se formó un Partido de la Renta Básica, que clama por el liberalismo social.

Su representante en el Parlamento, Yong Hye-in, dijo “La pandemia ha mostrado la fragilidad de un modelo de sociedad donde la estabilidad de una vida no se basa más que en el empleo. Hemos visto desaparecer empresas por razones distintas a la mala administración […]. Alguna vez fue inimaginable que un gobierno entregara dinero a cambio de nada, pero la gente descubrió que no era solo posible, pero también eficaz”.

“El año 2021 verá una explosión de programas pilotos de ingresos garantizados, impulsados por un número creciente de funcionarios de la ciudad, filántropos y de organizaciones sin ánimo de lucro”, anuncia Bloomberg.

Según el sitio de noticias económicas, “al menos 11 experimentos• relacionados estarán disponibles en todo el territorio de los EE.UU.

Además son cada vez más voces de economistas que creen su viabilidad. Es el caso de la economista francesa Esther Duflo que conjunto a Abhijit Banerjee recibieron en 2019 el Premio Nobel de Economía.

“En nuestro libro Buena economía para tiempos difíciles recomendamos a los países pobres implementar una renta universal ultrabásica (Ruub), es decir, un pago recurrente para proporcionar artículos de primera necesidad. El Ruub tiene la ventaja de ser un mecanismo sencillo y transparente, que asegura que nadie muera de hambre.

Evita los problemas específicos de muchos beneficios sociales diseñados para excluir a aquellos que no lo “merecen”, incluso cuando sea en detrimento de los más desfavorecidos”.

Está claro que la idea de una renta universal cada vez más está calando entre los expertos y la sociedad, sólo parece cuestión de tiempo.

Redacción
En Positivo

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