martes, 30 mayo 2023

Desarrollar una tecnología “humana”. Philippe Lukacs

Muchas de las intervenciones de Donald Trump en redes sociales, aún sin tener el menor gusto ni respeto, se tendían a ver como una expresión caricaturizada del personaje. Sin embargo, el dramático ataque al Capitolio alentado por Trump y los sucesos de extrema gravedad evidenciaron la peligrosidad de un mal manejo en las redes para dirigir a una turba enloquecida.

Estos actos que no tuvieron otro objetivo más que socavar los cimientos de la democracia deben servir de lección para aprender sobre el mundo que queremos.

Parece que regular las redes sociales obligándolas a eliminar el contenido de odio y a ser transparentes sobre cómo moderan los intercambios no será suficiente.

Hoy en día en cuestión de minutos es suficiente un llamado en redes para que un colectivo de miles de personas se organice, pese al mal que puedan causar, atentando incluso contra la vida. Es entonces cuando la libertad de expresión es confronteriza y atenta contra otros derechos civiles.

Porque como se dice el no limitar e incluso bloquear ciertos perfiles puede desencadenar en sucesos imprevisibles, no en vano la marabunta del capitolio se saldó con cuatro desgraciadas muertes.

Así lo explica el prestigioso economista francés Philippe Lukacs “la lógica misma de las plataformas digitales impulsa una espiral descendente hacia visiones del mundo cada vez más estrechas y locas”.

El mecanismo de las redes tiene como como objetivo aumentar la cantidad de tiempo que las personas pasan frente a la pantalla.

“Conduce a las plataformas a ordenar los mensajes para favorecer los que más multiplicarán, por tanto, los que susciten las reacciones emocionales más fuertes; presentarlos de acuerdo con los procesos emocionales primarios que conducen a su lectura; o incluso recomendar contenidos más negativos y conspiradores que los visualizados inicialmente porque son los que más llaman la atención”.

Sobre esto hay expertos que se han pronunciado a favor de cambios, el caso de Tristan Harris, ex ingeniero de Google, que desde 2013 ha estado enfatizando todo esto. No bastará con regular las redes sociales, es esta lógica la que hay que reformar.

En un artículo publicado por el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) “La economía de la atención de las grandes tecnologías puede reformarse. Así es como Tristan Harris muestra que el inicio de la evolución ya ha sido posible: siguiendo la acción del Centro de Tecnología Humana que él creó, Apple o Google han introducido características que permiten controlar el tiempo dedicado (respectivamente, tiempo de pantalla y bienestar digital).

Lukacs comparte las tesis de Harris y aboga por desarrollar una tecnología “humana” y señala que debemos ver y actuar de manera aún más amplia: se necesita una reforma sistémica de la lógica de las empresas de tecnología.

Los principios que recomienda el Center for Humane Technology para desarrollar tecnología “humana” se pueden resumir en tres puntos. Primero, que favorezca los enfoques colectivos y no se centre en los individuos. Luego, reduzca los desequilibrios de poder, conocimiento y recursos. Finalmente, ofrecer soluciones contextualizadas, por lo tanto diversificadas, que se adapten a los cambios, evitando razonamientos reduccionistas.

Philippe Lukacs es economista y profesor de gestión de la innovación en la Ecole Centrale de Paris, autor de Stratégie pour un futur souhaitable y cofundador de ENGAGE

Redacción
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