El concepto de amor y las relaciones han ido cambiando en distintas épocas de la historia. Los griegos clasificaron en cuatro categorías: eros como el amor pasional y erótico, storgé como el amor amistoso y comprometido que crece con el tiempo, philia como el amor al prójimo que busca el bien común y agapé como el amor más puro e incondicional que existe.
La idea de amor romántico que pareció tan institucionalizada durante el siglo XXI parece ahora cada vez más disipada.
Sobre el fin del amor romántico y otras nuevas formas de amar nos habla la argentina Tamara Tenenbaum, que es licenciada en Filosofía por la Universidad de Buenos Aires, en donde se desempeña como docente.
Con un título atrevido describe el ensayo “El fin del amor. Amar y follar en el siglo XXI” (Seix Barral) ese cambio de paradigma que estamos experimentando en la sociedad y que parte también de su experiencia personal.
Tenenbaum e crió en una comunidad judía ortodoxa y cuenta como a partir de los 12 años las niñas no podían tener ningún contacto con los varones.
“No nos saludábamos con un beso, no podíamos jugar a nada que implicara tocarnos, no nos estrechábamos las manos. De ahí derecho al matrimonio. Los noviazgos ortodoxos no tienen abrazo, ni caricias, ni besos”.
En la serie Unorthodox se refleja bien ese ambiente cerrado y asfixiante que es extrapolable a otras sociedades dogmáticas en la religión.
En el mundo laico que conoció a partir de la secundaria, había mucha más libertad, pero la pareja parecía ser “la única forma de entender el amor” y es por eso que hoy defiende “la existencia de miles de alternativas, miles de formas de ser feliz y convivir”. En definitiva la libertad de elegir las relaciones más satisfactorias.
“No sé qué tipo de vínculo me cierra más, si uno monógamo, uno abierto, uno estable o pasajero. No sé cómo se navega la contradicción entre el deseo de novedad y calidez”, admite en el libro. Su ensayo va ya por la séptima edición en Argentina y ha sido leído como un manifiesto generacional entre las jóvenes.
La cultura popular a través de sus distintas representaciones ha influido en ese tipo de amor romántico y el hecho de que ahora se cambien esas representaciones puede visibilizar de la manera más fidedigna a nuestro contexto.
“Entonces yo creo que cada vez más películas van a ser “non-binary meets non-binary” y pueden seguir ocupándose de ese infierno que es el deseo del otro. Especialmente en una época cada vez más individualista en la cual estamos obsesionados con nuestro propio deseo, el deseo del otro es el gran problema siempre, es la parte que no podemos controlar en un siglo en donde queremos controlarlo todo” argumenta.
Tamara Tenenbaum es licenciada en Filosofía por la Universidad de Buenos Aires, en donde se desempeña como docente. Enseña, además, escritura en la Universidad Nacional de las Artes. Como periodista, colabora en La Nación, Infobae, Anfibia, Orsai y Vice, entre otros medios.
Redacción
En Positivo
Leer más:
El amor y la pedagogía deben guiar este siglo. Carles Bastons Vivanco