A diferencia de la crisis del 2008 la Unión Europea sí que ha reaccionado con más celeridad a la crisis motivada por la pandemia. El Plan de recuperación para Europa, que es el mayor paquete de estímulo jamás financiado, constituye un éxito europeo. Un total de 1,8 billones de euros ayudará a reconstruir la Europa posterior a la COVID-19, que será más ecológica, digital y resiliente.
Después de años de decadencia y cuestionamiento de las instituciones parece que el proyecto de la Unión Europea está resurgiendo.
Sin embargo hay amenazas muy presentes que siempre pueden hacer tambalear, como la insistencia de unos populismos que aún no han desaparecidos y la necesidad de seguir realizando las reformas necesarias para que el proyecto europeo no se resquebraje.
Las opiniones son muy diversas acerca de cómo afrontar esos cambios necesarios. En este sentido la politóloga alemana Ulrike Guérot ha publicado su último libro (Molden Verlag, Viena, septiembre de 2020): Nichts wird so bleiben, wie es war? Europa nach der Krise. Eine Zeitreise ([“¿Nada será igual? Europa después de la crisis. Un viaje en el tiempo”] y se pregunta si habrá un regreso a la normalidad.
“Mi gran preocupación es que la pandemia nos lleve de regreso a la época anterior a 1992, digamos a donde estábamos en 1950”.
De acuerdo a su opinión una crisis es siempre una regresión al último status quo ante que funcionó. Dicho de otro modo, puede acercar el miedo de no avanzar e incluso retroceder a lo conseguido como falso mecanismo de protección.
Según argumenta Guérot “El coronavirus ha hecho que sus defectos sean más visibles que nunca. Empezando por la falta de unión política, la falta de soberanía europea hasta la fecha, la imposibilidad de Ursula von der Leyen de hacer lo que debería haber hecho. Como resultado, los Estados miembros pudieron obstruir, por ejemplo, cerrando sus fronteras, un cierre que solo se aplica al paso de personas, no al capital o bienes”.
Este miedo es caldo de cultivo para un proceso de renacionalización y polarizaciones sociales “Por ejemplo, la desmaterialización se está acelerando, ampliando notablemente la brecha entre la ciudad y el campo. Aún no conocemos los reflejos socioeconómicos que esto generará. Pero es como una pandemia: el norte de Italia no es el sur de Italia, Schleswig-Holstein no es Berlín, la reacción en París no es la misma que en Ardèche, etc. El coronavirus consolida patrones socio-económicos y socio-geográficos. Y estos patrones tienen poco que ver con los estados nacionales”.
La politóloga es una firme defensora de pasar de los Estados Unidos de Europa a la República Europea. Un cambio de paradigma en el que defiende la igualdad política para todos los ciudadanos europeos y una ciudadanía Europea en toda regla.
El mercado único y el euro deben integrarse en una democracia europea “Pasemos de una unión de estados a una unión de ciudadanos” asegura.
Ulrike Guérot es una de las especialistas en temas europeos más reconocidas en el mundo de habla alemana. Política, profesora y directora del departamento de política europea y el estudio de la democracia en la Universidad del Danubio (Donau-Universität) en Krems, Austria
Redacción
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