Todos hemos sido afectados por las consecuencias del Coronavirus, pero estadísticamente el colectivo de personas mayores es el gran damnificado por la pandemia.
Las residencias de ancianos y centros para personas dependientes son lugares donde el paso del Covid-19 ha dejado su rastro más virulento en forma de contagios masivos y fallecidos.
Las personas mayores enfrentan el desafío de pasar más tiempo en casa, la falta de contacto físico con otros miembros de la familia, amigos y colegas, la ansiedad y miedo a la enfermedad y la muerte, la propia y la ajena.
Cualquier reconocimiento es poco para nuestros mayores, que habiendo pasado tantas vicisitudes en la vida ahora han tenido que enfrentar otro enorme desafío.
La pandemia ha truncado esa pequeña felicidad cotidiana, cuando más tranquilidad merecían en sus últimos años de vida y el disfrutar de un envejecimiento saludable.
Victòria Cardona nos brinda la voz sincera de su experiencia, como maestra especialista en orientación familiar y también como madre y abuela, durante la pandemia global de la Covid-19.
Desde el más profundo conocimiento profesional y personal, Victòria rinde un merecido tributo a este colectivo – no siempre bien atendido – en forma de libro Nuestros mayores: entre el sufrimiento y la desesperanza (Editorial Luciérnaga).
En sus páginas reflexiona sobre la huella en forma de sufrimiento que esta situación ha dejado, pero también las lecciones y motivos para la esperanza “Prefiero quedarme con el aprecio auténtico y la confianza que muchos nietos tienen hacia sus abuelos cuando han estado presentes y han sido cariñosos con ellos en su infancia”.
Esta brutal experiencia que hemos vivido a causa de la pandemia debe servir para reflexionar sobre nosotros como individuos, nuestro papel en la familia y la sociedad.
El saber valorar más y mejor a las personas mayores, su testimonio y legado pues como se describe en el libro “nuestros mayores son la raíz de nuestra identidad, eslabones de nuestra historia y fundamento de nuestra cultura”.
La soledad es un tema recurrente “es un problema social de primera magnitud porque la soledad conlleva desesperanza. En Occidente hemos aparcado a los ancianos y debemos hacer seria autocrítica al respecto, porque la soledad es muy dura. Sabemos que cuando la tensión, el agobio, el miedo, la tristeza, la inquietud o la incertidumbre se expresan y se comparten, el grado de malestar desciende.
Estar aislado con la única compañía de nuestros pensamientos, sin embargo, puede llevar a entraren un bucle sin fin que lleve a los ancianos a empeorar su estado de ánimo, incrementando la tristeza y el agobio”.
Y frente a esta soledad del confinamiento por suerte las nuevas tecnologías se han demostrado útiles para evitar la desconexión total entre los seres queridos “Los nietos, además, pueden ser los mejores profesores para aquellos abuelos que se inician en el aprendizaje de aplicaciones como Zoom, WhatsApp o Skype” añade Victòria.
En cuanto pase esta pandemia lo primero será abrazar a nuestros mayores y brindarles el tiempo y la compañía perdidas, porque tal y como asegura Victòria “Lo que los abuelos soñamos es esperar la muerte rodeados de quienes amamos y nos amaron”.
Un libro muy interesante de los que dejan impronta y para regalar a la familia.
Victòria Cardona es maestra especializada en orientación familiar. Colabora en diferentes medios de comunicación y es conferenciante en temas pedagógicos
Redacción
En Positivo
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