Cada vez más voces cuestionan un sistema económico que parece agotado y cuyos problemas se han visto todavía más visibles a partir de la pandemia. Hay algunos que consideran un cambio radical y otros que con las reformas necesarias se pueden reconstruir los cimientos del capitalismo.
Entre ese segundo grupo que consideran posible salvar el capitalismo se encuentra el premio Nobel de Economía Joseph E. Stiglitz, que en su último libro ‘Capitalismo progresista’ (Taurus), hace un recorrido sobre las fuentes de la prosperidad económica compartida, basadas en la investigación, la educación y el imperio de la ley.
“Hay una alternativa: el capitalismo progresista. El capitalismo progresista no es un oxímoron; de hecho, podemos canalizar el poder del mercado para servir a la sociedad”.
Su propuesta se basa en la comprensión de lo que da lugar al crecimiento y al bienestar social nos brinda una salida de este atolladero y una forma de mejorar nuestro nivel de vida.
El economista critica en especial la hostilidad de Trump en sus años de gobernanza. Sobre un pacto social más amplio de lo que nos venden y que permite que una sociedad trabaje y prospere junta, pero sin embargo también se ha ido desgastando.
Esto explica que Estados Unidos como creador de la primera sociedad verdaderamente de clase media; ahora, una vida de clase media está cada vez más fuera del alcance de sus ciudadanos.
El resultado es una economía con más explotación, ya sean prácticas abusivas en el sector financiero o en el sector de la tecnología utilizando nuestros propios datos para aprovecharse de nosotros a costa de nuestra privacidad. El debilitamiento de la aplicación de las leyes antimonopolio y el fracaso de la regulación para mantenerse al día con los cambios en nuestra economía y las innovaciones en la creación y apalancamiento del poder de mercado, significó que los mercados se volvieron más concentrados y menos competitivos.
Stiglitz advierte de esa necesidad de cambio de rumbo, para evitar precisamente que las cosas empeoren más. Pues las máquinas (inteligencia artificial y robots) pueden reemplazan una fracción cada vez mayor del trabajo de rutina.
La receta parte del mismo diagnóstico: comienza reconociendo el papel vital que juega el Estado en hacer que los mercados sirvan a la sociedad.
“Necesitamos regulaciones que aseguren una fuerte competencia sin explotación abusiva, realineando la relación entre las corporaciones y los trabajadores que emplean y los clientes a los que se supone que sirven.
Debemos ser tan decididos en la lucha contra el poder de mercado como lo está el sector empresarial en aumentarlo”.
De acuerdo a su opinión se ha demostrado que los mercados por sí solos no proporcionarán un seguro contra algunos de los riesgos más importantes que enfrentamos, como el desempleo y la discapacidad. Al tiempo que no proporcionarán pensiones de manera eficiente con bajos costos administrativos y seguros contra la inflación.
Redacción
En Positivo
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