Después de los ataques de Conflans, Niza, Viena…llega el tiempo que las sociedades se enfrenten con toda rotundidad democrática a una ideología totalitaria.
Especialmente traumático ha sido el atentado contra el profesor francés Samuel Paty, decapitado tras mostrar caricaturas de Mahoma en clase sobre libertad de opinión.
El padre de una alumna y un islamista radical “lanzaron una fetua” o decreto religioso contra el profesor, que finalmente fue asesinado.
Al respecto el ministro francés del Interior, Gérald Darmanin, anunció que se han lanzado operaciones policiales contra “decenas de individuos” identificados por haber colgado mensajes de odio en línea tras el atentado yihadista.
El ministro ha esbozado un plan donde uno de sus puntos principales es hacer un seguimiento más estrecho de individuos y asociaciones que promuevan puntos de vista radicales islamistas, con acciones más decididas por parte de las autoridades. También se reforzará el control de mensajes islamistas en redes sociales, con más medios para hacer seguimiento y actuar contra sus autores.
Otro punto reforzará la vigilancia y la seguridad en los centros educativos y la protección de los docentes cuando surjan problemas relacionados con el radicalismo.
A raíz de estos atentados se ha vuelto a abrir el debate en los medios sobre la radicalización islamista. Partiendo de la cuestión de saber qué empuja a un joven a comprometerse a tales actos, podemos ver los habituales esquemas explicativos: discriminación por falta de perspectivas y degradación social.
Así como la nociva influencia de algunas mezquitas radicales de corte salafista donde los jóvenes de imbuyen de la radicalización.
Sin embargo la socióloga Nina Scholz considera parciales y simplistas algunos argumentos. El terrorismo no solo afecta en occidente y afecta especialmente en los países donde muchos se volvieron fanáticos frente una población musulmana que concibe su fe sin la radicalidad y otras minorías religiosas que conviven.
También a raíz de algunos atentados se puede comprobar como los asesinos gozaban de un buen nivel de educación y estatus social lejos de padecer situaciones de vulnerabilidad y exclusión social.
Para Scholz, según explica en el diario Der Standard de Viena, el islamismo radical debe responderse a partir de la comparación de otros totalitarismos, como el nazismo o fanáticos del comunismo que llevaron a cabo los gulags.
Pues lo que la que impulsa a los individuos a llevar a cabo ataques terroristas es la convicción errónea por la que luchan una causa para ellos justa.
Desde un punto de vista histórico la historia está llena de ejemplos activismo y ceguera ideológica. Y ahora los seguidores de esta ideología son convencidos de liderar una causa para la liberación de las almas. Con los perjuicios añadidos de dañar la reputación de los musulmanes no radicalizados que se oponen a esta barbarie.
Los fundamentalistas islámicos repiten patrones del totalitarismo cuando atacan las sociedades de nuestras democracias abiertas y pluralistas.
Después de unos veinte años de fanatismo islamista en Europa, es hora de dejar de tomar en consideración el yihadismo sino también para abordar la ideología que hay detrás, la ideología del Islam político. Y es hora de tomarlo con la misma seriedad que otras ideologías totalitarias.
Redacción
En Positivo
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