jueves, 01 junio 2023

La política sin odio de Pepe Mujica

Desde joven llevó una vida de militancia activa, incluso en operativos guerrilleros en la clandestinidad lo que le costó casi quince años de su vida en prisión.

Muchos años después y una metamorfosis en su vida política, de un sueño guerrillero a abrazarse a la democracia, José Mujica Cornado (Montevideo, 1935) se convirtió en Presidente de Uruguay. El 1 de marzo de 2010 en el Palacio Legislativo prestó juramento de su cargo en el Palacio Legislativo y fue recibido por su propia esposa Lucía Topolansky, al ser la primera Senadora de la Nación.

El conocido popularmente como Pepe Mujica fue el primer tupamaro en lograr escaño en el Parlamento, el primero en presidir la Asamblea General y el primero, junto con Eduardo Bonomi, en ser ministro antes de convertirse en presidente.

Su llegada al poder no pasó inadvertida convirtiéndose en ejemplo de un modo diferente de hacer política, no de promesas sino de hechos. Poseedor de un humilde vehículo escarabajo celeste, no renunció a vivir en la finca donde lo había hecho siempre, además de donar el sueldo por el cargo ostentado. O lo que es lo mismo una de las pocas raras avis que habitan en política.

Durante sus años de gobierno se aprobaron leyes vanguardistas como la despenalización del aborto, el matrimonio igualitario y la legalización de la marihuana, que pusieron a Uruguay en plena proyección internacional. Sin olvidar un incremento reseñable en la prosperidad de vida de los uruguayos.

Por algo en el 2013, The Economist declaró a Uruguay el país del año y calificó de admirables las dos reformas liberales más radicales tomadas ese año antes mencionadas: el matrimonio gay y la legalización y regulación de la producción, la venta y el consumo de la marihuana.

Este 20 de octubre de 2020 Mujica renunciaba a su último cargo, su acta de senador, retirándose así definitivamente de la vida política pero sin renunciar a la militancia popular.

Como fue común en su trayectoria y que le dotó de enorme popularidad, se despidió con uno de sus discursos más bien filosóficos que políticos. Para la imagen también el abrazo y muestras de afecto entre dos ex presidentes rivales, José Mujica y Julio María Sanguinetti, de 85 y 84 años respectivamente.

“Triunfar en la vida no es ganar, triunfar en la vida es levantarse y volver a empezar cada vez que uno cae” dijo Mujica en su discurso.

“En mi jardín hace décadas que no cultivo el odio; el odio termina estupidizando”.

Y es precisamente no solo las palabras, sino los hechos que demuestran esa forma de hacer política sin odio también es posible y necesaria.

Son muchas más las frases emblemáticas del reconocido como uno de los más influyentes de Latinoamérica en el siglo XXI. Aquí el discurso completo:

Redacción
En Positivo

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