martes, 30 mayo 2023

Robolución, el desafío del siglo. Éric Sadin

La digitalización está en pleno debate, mientras que una parte de los expertos alaban las ventajas de este proceso en nuestra sociedad, hay por el contrario otras voces escépticas que advierten de las consecuencias de la extensión de la Inteligencia Artificial si no hay regulación alguna.

En este segundo grupo se encuentra el escritor y filósofo Éric Sadin (París, 1972) con una trayectoria que se centra en la intersección de la tecnología y la sociedad.

Durante más de diez años ha trabajado en varios escritos que abordan los efectos de la digitalización del mundo, ya sean ensayos o artículos en medios.

En su última obra publicada “La Inteligencia Artificial o el desafío del siglo. Anatomía de un antihumanismo radical” desmiente la idea salvadora de una Inteligencia Artificial, sino más bien de sus efectos en la manipulación.

“Nada puede ser menos verosímil. Son discursos entusiastas y luminosos muy alejados de la realidad. Se trata de una impostura. Desde el año 2010 estamos viviendo un cambio de estatuto. Las tecnologías digitales dejaron de ser un útil destinado a conservar, indexar o manipular la información para tener otra misión: se encargan de hacer un peritaje de lo real” explica tajante.

Mientras que otros expertos defienden la libertad que han permitido los dispositivos digitales al tener libertad de movimiento físico y no ser dependientes de dispositivos con cables.

En este caso Sadin cree  que en la última década ha habido un proceso involutivo de vigilancia y que funciona como una cadena de mando “Esto empezó con el IPhone y estaba ligado a la geolocalización. Su misión consistía en incitar a la gente a consumir. Es lícito reconocer que toda la esfera tecno industrial dio muestras de una genialidad sin igual. Inventaron constantemente nuevas cosas, forjaron discursos, supieron difundirlos y fueron y son una instancia de seducción desproporcionada”.

De acuerdo al autor estamos viviendo un “cambio de estatuto de las tecnologías digitales”. Esto pasa porque los comportamientos en los que el intelecto humano era amo y señor son ahora subordinados a procesos informáticos que van desde la economía al campo de los recursos humanos.

Sadin denuncia que si las instituciones no regulan el gran mercado ya empieza a ser regulado por la tecnología y la información.

Su tesis considera que esta nueva economía digital y sus promotores entienden al trabajo desde una perspectiva netamente utilitarista, capaz de socavar la autoestima personal y atraer enormes sufrimientos.

En ese movimiento, quienes diseñan las tecnologías buscan imitar y reproducir las sensaciones y gestualidades de las personas. Y el artefacto predilecto son los nuevos robots.

“Lo que se busca hoy en día es asignar a robots de metal cualidades sensorio-motoras y kinestésicas idénticas a aquellas de las cuales están dotados los humanos”, precisa.

“Hoy se fabrican robots que, contrariamente a los de las “generaciones” precedentes, llevan adelante todo tipo de acciones y están dotados del sentido de la reactividad –incluso de iniciativa. Este movimiento se llama “robolución”.

Redacción
En Positivo

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