Mientras en España ya hay penalizaciones por no usar la mascarilla en lugares públicos, en otras regiones del mundo hay una campaña de estigmatización.
Allí donde los populismos no tienen freno se está viendo que inclusive sus dirigentes – de forma irresponsable – promueven su no uso y avergüenzan a quienes las llevan.
Hace apenas unos días el presidente de EE.UU, Donald Trump, ridiculizaba a un periodista porque no se le entendía al llevar la mascarilla, a la vez que le recriminaba ser demasiado políticamente correcto.
En parecida sintonía, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, se escondía de su nefasta gestión de la Covid-19. Aun habiendo dado positivo y con signos evidentes de la enfermedad, retransmitía frente a cámara que no había que llevar mascarilla y era conveniente salir sin ninguna medida de seguridad de las casas.
Esta política negligente con la salud pública ha servido para dar aliento a muchas personas que se encuentran sirviendo como epidemiólogos y expertos en sillón, rastreando el virus, proyectando el futuro e intimidando a las personas que se quedan en casa o usan mascarillas.
Por eso la comunicadora estadounidense y cofundadora de la Alianza por la Comunidad Energética, Erica Etelso, anima a los ciudadanos responsables seguir una serie de pautas. No solo como medida de seguridad personal sino para acabar con estas campañas negligentes.
Qué no hacer
No etiquetes ni insultes. Si llama a alguien “Covidiot” o “racista egoísta”, ¿cuáles son las probabilidades de que participen en un período de profunda reflexión por seguir los negativos consejos de políticos irresponsables?
Los insultos son muy antagónicos. Destruye la confianza, genera hostilidad y puede hacer que una persona sea aún menos proclive para usar una máscara solo para molestarte
No seas farisaico, condescendiente o crítico. Al igual que los insultos, echarle la culpa o hacer juicios morales pone a la gente a la defensiva. No importa que prestar atención a las directivas de salud pública sea objetivamente mejor que no hacerlo, al igual que no importa que llevar bolsas de tela al supermercado sea objetivamente mejor para el medio ambiente que no hacerlo.
Si eres sagaz con tus elecciones de comportamiento, las personas que aún no se suscriben a ellas se molestarán y disgustarán, y no contemplarán cambiar sus formas.
No denigrar ni polarizar. Es comprensible que las personas cuyo sufrimiento se deba más al impacto económico y social del cierre que al virus sean más propensas a rebelarse contra las recetas de salud pública que las personas que sufren la pérdida de sus seres queridos.
Trump ha politizado el virus y ha modelado un comportamiento irresponsable, lo que lleva a muchos republicanos a creer que la forma correcta de comportarse por los republicanos con buena reputación es ir sin máscara y exigir que las empresas vuelvan a abrir pronto.
Si bien muchos pueden tener motivaciones egoístas (me vienen a la mente las señales de “Necesito un corte de pelo”), otros pueden estar experimentando una catástrofe financiera a medida que cierran sus pequeñas empresas o lugares de trabajo.
Qué es recomendable hacer
Utiliza mensajeros creíbles. El epidemiólogo Gary Slutkin es el fundador de Cure Violence, una organización acreditada por reducir los tiroteos en Chicago en un 67% durante su primer año, en 2000. Además de la prevención continua de la violencia, Cure Violence ha lanzado una campaña COVID-19, distribuyendo máscaras y educación recursos en comunidades de color.
Según Slutkin, los educadores de salud pública deben ser confiables y aceptados en las comunidades donde trabajan. Si el público objetivo es conservador, busque o cree memes que muestren a los republicanos que sí usan las máscaras.
Sea culturalmente apropiado. Los mensajeros creíbles también deberían ser culturalmente apropiados. Para comunidades étnicamente diversas, un meme inclusivo como el siguiente de Teafly puede verse como hermoso e inspirador.
Apóyate en el deseo de las personas de proteger las suyas. Proteger a los miembros vulnerables de la comunidad es un impulso humano natural. Está presente, al menos hasta cierto punto, en todos. Pero a veces se puede acabar con los deseos compensatorios, los miedos, la desinformación o la retórica polarizante.
Redacción
En Positivo
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