“Los virus existen y son mensajes. Tu puedes recibir un mensaje y no enfermarte. Si estoy fuerte lo manejaré con facilidad. Las cosas no son tan simplistas” explica la doctora Ana María Oliva.
Máster en Ingeniería Biomédica (premio Extraordinario por la Universidad de Barcelona y la Universidad Politécnica de Cataluña) y PhD en Biomedicina (Universidad de Barcelona). Actualmente es Profesora Asociada de la Universidad de Barcelona.
Es reconocida por el el estudio del biocampo electromagnético como vía para mejorar el bienestar del ser humano.
Cuando la pandemia ocupa prácticamente toda la atención en el mundo hay dos posturas que sobresalen, las de aquellos que están sumidos en el pánico y los que por contra irresponsablemente rechazan toda medida de prevención.
Para la doctora contribuyen muchos otros factores en las que las personas podemos intervenir, podemos influir y a eso se le llama estilo de vida.
Para ello propone otra mirada sobre los virus a través de un vídeo educativo. Para recuperar el poder sobre nuestra vida, pues cada persona tenemos muchas cosas que hacer sobre nuestra propia salud y dejar el miedo atrás.
Sobre el contagio de los virus “significa que se ha podido aislar un agente, un germen, al que se le considera la causa de la enfermedad y que éste cuando llega a un organismo previamente sano lo enferma”.
Hay una concepción que de que hay un enemigo ahí fuera, basado en el paradigma que la vida es una lucha y que la naturaleza es un campo de batalla.
Pero hay otras maneras de ver la realidad, lo que la doctora llama la teoría del terreno, y es la misma del ambiente que dice la epigenética, es decir de cómo el ambiente modifica la actividad la actividad del ADN sin cambiar la secuencia, sin cambiar ese código, pero cómo esos cambios son también hereditarios.
“Y esta es otra visión de la vida que conocemos muy bien, tanto las bacterias como los virus están en todas partes, luego son elementos constructores de la vida, hay quien a los virus les llama incluso constructores de genes” argumenta.
Cada especie tiene su propio microbioma, su propia comunidad de virus y bacterias y cada uno es diferente a los demás. Oliva pone el ejemplo de que puede darnos una diarrea por beber de la fuente del pueblo de al lado porque nuestro microbiota no está adaptado a ese entorno.
“Y hay dos posibilidades, o te adaptas con mayor o dificultad o no te adaptas y hasta aquí llegamos. Y en esa capacidad de adaptación intervienen muchos factores, a los que se llaman el estado del terreno y tus hábitos de vida, o si prefieres tu estilo de vida”.
“Cuanto más limpio, alineado, desatascado, desbloqueado, equilibrado, desintoxicado, este tu sistema, más fácilmente vas a estar manteniendo tu salud y más sencillo va a ser que esos procesos de adaptación se realicen de una manera cómoda.”
Como un símil los virus son mensajes, lo que ocurre con ese mensaje no depende del virus, sino depende del huésped, del organismo en el que ese virus entra.
Es decir, si tu adaptación es cómoda aunque el virus entre, pasarás a ser de los asintomáticos, o puede ser que el cuerpo necesite un proceso sencillo de cambios, o puede ser que produzca graves problemas si tu terreno está intoxicado, estancado, bloqueado…
Esto se da cuando cuerpo, mente y emociones están en desequilibrio, y entonces la adaptación que te pide ese mensaje va a ser realmente muy difícil. Lo cual explica como los asintomáticos al contagiar a personas con terreno dañado si que reproducen síntomas muy graves, incluso como vemos llegando a la muerte.
Luego como sociedad cooperadora que somos no solo hay que pensar en uno mismo sino en las consecuencias que puede haber en los demás.
En el siguiente vídeo Ana María Oliva realiza la explicación completa acerca de los contagios:
Para saber más: Ciencia Consciente Ana María Oliva
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