Uno de los efectos del confinamiento a causa del Covid-19 es el recogimiento forzoso. La experiencia supone una dura prueba para todos, pero seguramente más fácil para aquellos que en su vida cotidiana no se centraban únicamente en lo externo sino también en cuidar su interior.
La filosofía sirve en estos momentos para dar el valor justo a cada cosa y aprender a relativizar. Lo olvidado parece ahora tener importancia y nos trae nuevas enseñanzas.
Roger-Pol Droit es un académico y filósofo francés. Fue alumno de la Escuela Superior Normal Superior de Saint-Cloud. Ha escrito numerosos libros, entre los que se destaca 101 Experiencias de filosofía cotidiana, que ha sido traducida a veintidós idiomas. En castellano y catalán, fue publicado por Blackie Books. Por más de 25 años, ha estudiado la forma en que la filosofía occidental mira a Oriente.
La crisis de salud es el estado actual del mundo. Después de haber servido tanto en los campos político y social, económico y financiero, aquí está la palabra “crisis” que nos llega hoy en el corazón de nuestras vidas.
Según su raíz griega, la crisis es lo que “corta”. Es el momento crítico y dramático que contrasta entre los opuestos posibles. En medicina, entre la muerte y la vida. En el teatro, cuando culmina la tensión generada por la acción, antes del acto de desenrollar. Sin embargo, podemos ofrecer otro enfoque de la “crisis”, en particular de otra tradición de lenguaje y pensamiento, como el chino.
Como defiende Roger-Pol Droit la filosofía puede dar un sentido a nuestras vidas.
“La epidemia es un tsusnami mental, se trata de una experiencia filosófica (…) algo se ha roto en el curso normal de nuestras vidas, lo que nos obliga a revaluar todas nuestras certezas”.
Según explica esta es una experiencia dual, a la vez planetaria e individual, y no es solo el Covid-19 “se podría llamar también el azar”.
Una situación donde la vida cotidiana se fractura, donde nos vemos obligados a observar nuestras cargas mentales habituales, y tal vez cambiarlas.
“Estamos experimentado hora tras hora el enigma de lo aleatorio. En un mundo donde todo se quiere controlar aparece el azar, nos vemos obligados a tratar con lo imprevisible”.
El filósofo defiende que tener miedo es racional, y ahora es cuando antiguos miedos y nuevos miedos se encuentran y se confrontan.
Cuando nos hacemos conscientes de la fragilidad puede suponer una catarsis para el cambio “hay una experiencia filosófica que se abre”.
Por supuesto, sabíamos que “todos los hombres son mortales”. Pero solo era una vaga verdad, no una inquietante realidad tangible. Ahora el espectro insiste, ya que ha surgido de otra parte, regresando de otra época. Y su asombroso poder.
Redacción
En Positivo
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