Cada vez está más cerca en el tiempo la celebración de las elecciones presidenciales de EE.UU, que se celebrarán el martes 3 de noviembre de 2020, y serán las 59ª elecciones presidenciales en Estados Unidos.
Por lo pronto se están despejando las dudas de la candidatura demócrata.
Este ‘supermartes’ el candidato Joe Biden ganó en cuatro de los seis estados que disputaban elecciones primarias, propinándole un duro revés a las aspiraciones del senador Bernie Sanders.
Biden ha arrasado en Mississippi, Misouri y Idaho. Por el contrario Sanders lidera en Dakota del Norte.
En cuestión de semanas las primarias del partido han dado un vuelco de 180 grados, y Sanders – quien no hace tanto contaba con muchas posibilidades – ve alejarse la carrera presidencial.
Lo importante para el Partido Demócrata es que el duelo de los dos candidatos no agrave la división ideológica, lo cual debilitaría su posición inicial para arrebatarle la presidencia a Donald Trump. Esta fractura incluso podría condenar el devenir del partido en los próximos años.
Demócratas en el seno del partido quieren volver a políticas moderadas, de civilidad después de años de divisiones en el país; mientras que hay otra ala progresista que sostiene que Estados Unidos necesita cambios más radicales en todas las áreas, desde la salud hasta la lucha contra el cambio climático.
“Me imagino que todos querrán mantenerse unidos e intentar librar al país de Trump” argumenta Bill Carrick, uno de los estrategas demócratas.
Un mensaje similar al trasladado por el triunfante Bilden después del supermartes: “Juntos estamos uniendo este partido. Esta noche estamos un paso más cerca de restaurar la dignidad, la decencia y el honor en la Casa Blanca. En este momento en que hay tanto miedo en nuestro país, necesitamos un liderazgo presidencial honesto y de confianza”.
Biden es un político curtido de Washington – fue elegido la primera vez en el Senado en 1972 y luego fue el vicepresidente de Obama por ocho años – pero hasta ahora nunca había estado tan cerca de ver sus ambiciones presidenciales hechas realidad.
Precisamente su experiencia en el gobierno con Obama es uno de los aspectos que más se le valoran, unido a su apuesta por un centrismo integrador que pueda atraer a un electorado moderado, y así salvar a la sociedad estadounidense de la creciente polarización.
Los afroamericanos han jugado un papel crucial en la recuperación de Biden, y un número significativo de blancos de la clase obrera.
Ante los recientes resultados los demócratas están reconsiderando sus posiciones de forma posibilista y echando el resto en su candidatura.
Mientras tanto, Bernie Sanders cuenta con un número importante de fieles y sus mítines atraen a docenas de miles de personas. Además su campaña está muy bien financiada y tiene un gran éxito en el crowdfunding online de pequeños donantes del partido.
Sus seguidores se han entusiasmado con medidas estrella como promover el seguro de salud para todos y la educación superior gratuita. Sin embargo, atendiendo los resultados, no ha podido convencer a una mayoría.
A Bilden no le consideran un candidato perfecto. Pero los expertos consideran que sus debilidades pueden en última instancia tener su encanto, humanizar y convencer a una parte importante de los estadounidenses deseosos de un cambio pragmático.
Redacción
En Positivo
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