La crisis mundial del Coronavirus, ya considerada como pandemia según la OMS, ha supuesto un shock entre toda la población. No solo por la afectación en salud – especialmente entre los grupos vulnerables -, sino también por las medidas que los gobiernos de los diferentes países están llevando a cabo para frenar la propagación del contagio.
Se tratan de medidas restrictivas que suponen un cambio en el estilo de vida y repercusión directa en la economía de las familias, los autónomos/as y trabajadores.
Salvo contadas excepciones como el presidente Boris Johnson en Reino Unido, está primando el sentido común de los países de priorizar la salud de la población y también su deber de paliar los efectos económicos con planes de contingencia específicos. Incluso el inefable Johnson, que con una sangre fría pasmosa asumía ‘pérdidas humanas’ hace unos días, está ahora cambiando de estrategia y pide a los británicos quedarse en casa.
Sin duda el desafío es enorme, no solo a nivel institucional sino a nivel colectivo en la responsabilidad de todos. Pero de esta crisis se acelera un cambio de paradigma que a marchas forzadas supone una evolución en valores y obligado ajuste al nuevo contexto del s. XXI.
Como bien escribe el ambientalista estadounidense Bill McKibben “nos vuelve un poco locos: el distanciamiento social, la cuarentena y el aislamiento van en contra del instinto gregario que nos hace quienes somos”, pero a medida que nos familiarizamos con esta situación nuestro instinto de supervivencia acrecienta la empatía y el cuidado mutuo. Se está generando un sentimiento de comunidad y solidaridad muy positivo.
Asimismo estamos en un momento de florecer en la innovación en que están surgiendo cada vez más soluciones desde distintos sectores para hacer frente al coronavirus desde una perspectiva multilateral.
En distintos puntos del mundo se está ensayando la vacuna del coronavirus. Medicago, una empresa biofarmacéutica canadiense financiada por el Pentágono estadounidense, anunció que produjo con éxito una vacuna contra el coronavirus después de obtener la secuencia del gen del SARS-CoV-2, el virus causante del virus.
Por su parte, el Instituto de Investigación Biológica de Israel, también aseguró haber creado una vacuna. Según informaron, han tenido importantes avances en el entendimiento del mecanismo biológico y las cualidades del virus, como también en la capacidad de diagnóstico y la producción de anticuerpos para aquellos que ya fueron contagiados.
La Fundación Gates ha respaldado un programa por el cual podrían ofrecerse kits de pruebas caseras para detectar el coronavirus. Estos kits permitirán a las personas en el área de Seattle frotar sus narices y enviar las muestras para su análisis.
Asimismo la iniciativa también permitiría a las personas responder preguntas en un formulario online sobre sus movimientos o contactos
También como respuesta al brote de coronavirus, tanto Microsoft como Google anunciaron que ofrecerían a los clientes corporativos acceso extendido a versiones empresariales de herramientas de colaboración online.
A propósito de la reestructuración en el ámbito laboral con la aplicación masiva del teletrabajo. Las funciones avanzadas en Hangouts Meet de Google incluyen la capacidad de organizar reuniones con hasta 250 participantes y transmisiones en vivo con hasta 100,000 espectadores.
Del mismo modo, Microsoft ofrece una prueba gratuita de seis meses de su nivel premium Teams, y elimina las restricciones sobre las videoconferencias en su plan gratuito.
En las próximas semanas daremos cuenta de otras soluciones destacadas que no solo están llamadas a frenar el coronavirus sino que suponen de facto un cambio de paradigma.
Redacción
En Positivo
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