La icónica compañía sueca IKEA quiere reducir su huella de carbono y la de sus futuros clientes diseñando un nuevo prototipo de tiendas en el centro de las ciudades.
A principios de este mes, IKEA comenzó la construcción de una nueva tienda de siete pisos en Viena que no tendrá plazas de aparcamiento.
De esta forma se espera que los compradores lleguen a pie o en transporte público, con artículos grandes entregados a las casas de las personas desde un centro logístico cercano.
La tienda de Viena también cuenta con un parque público en la azotea que estará abierto a los ciudadanos incluso cuando la tienda esté cerrada, y con más de 160 árboles gracias a su estructura de celosía semiabierta.
Además, los dos pisos superiores albergarán el nuevo concepto híbrido albergue-hotel, entre otros espacios comunes.
Este es el primer prototipo a nivel europeo con estas características y marca la senda a otras grandes compañías para adaptar sus negocios a ciudades más peatonalizadas.
Con esta nueva iniciativa IKEA ha expresado abiertamente la necesidad de transformar su modelo de negocio hacia la transición en la sostenibilidad y la comunidad.
En esta línea de compromiso cabe añadir el cumplimiento total desde el pasado 1 de enero de la retirada de todos los productos de plástico de un solo uso tanto de la venta en sus tiendas como de sus restaurantes, bares y cafeterías para su uso. En este último caso concretamente, comenzó con el proceso de sustitución por alternativas sostenibles ya el pasado año.
En esta apuesta por las políticas sostenibles de empresa han surgido también colecciones alternativas concretas como es el caso de TALRIKA, que incluye platos, cuencos y tazones elaborados con plástico renovable PLA -a base de almidón-, más sostenible que el tradicional que deriva del petróleo.
Fuente original: Fast Company
Redacción
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