Entre gozos y sombras comienza un nuevo año que ha concitado la misma expectación entre los más optimistas y los agoreros. Coinciden aunque por distintos motivos sobre la importancia de esta apertura de un nuevo ciclo a todos los niveles.
Todo mal o todo bien, es la cantinela de siempre, pero en ningún caso el maximalismo parece ser una postura razonable. Sería iluso pensar que los problemas dejarán de existir por arte de magia si no hay cambios y soluciones para abordarlos.
En este punto las instituciones deben mostrar un talante distinto para dar cabida al talento de la sociedad que desde iniciativas de proximidad ya solucionan problemas de la ciudadanía.
Pero al mismo tiempo sería irresponsable conjurarse en el fatalismo sobre futuribles que no han pasado, e instalar el miedo en la sociedad.
Por suerte con datos y estadísticas en mano, distintos gurús de prestigio están ayudando en un cambio de conciencia para espantar el miedo atávico.
Desde En Positivo venimos reivindicando desde hace tiempo la labor de estos nuevos ilustradores, a la luz de la razón. Del profesor en Harvard, Steven Pinker, que desgrana las posibilidades en números de ese mundo mejor en una comparativa respecto hace 30 años; Matt Ridley, divulgador científico y autor de “El optimista racional”; Johan Norberg, autor del exitoso libro “Progreso: 10 razones para mirar al futuro con optimismo” y Hans Rosling con “Factfulness”.
A estos nombres podríamos añadir otros como el historiador Yuval Noah Harari, el empresario y filántropo Bill Gates, la editora Arianna Huffington o la abogada y ex primera dama Michelle Obama.
Con la entrada en la nueva década a estas voces autorizadas deberían sumarse otras y al mismo tiempo empujar nuevos liderazgos que trasladen estas ideas a un nivel práctico.
Tal y como se está viendo en estos últimos meses estamos experimentando movimientos transversales a nivel social que conciernen a una mayor concienciación sobre la cuestión ambiental, la igualdad a todos los efectos entre hombres y mujeres, a una mayor representatividad de los ciudadanos en sus instituciones y en consecuencia una mayor profundización en los sistemas democráticos.
Mientras surgen liderazgos a nivel social, en las instituciones los líderes están a medio camino entre lo que fue y lo que será. Para dar el paso definitivo sería importante incorporar a personalidades del círculo antes mencionado. También otros nombres con nuevas ideas para renovar a una clase política que cada vez más rápido se vuelve caduca.
A nivel global se están ensayando gobiernos que parecen responden a las exigencias del contexto.
Es el caso de Portugal que contra pronóstico obró el milagro económico y también social, avanzando en derechos civiles y sin renunciar a la economía de mercado, El caso de Finlandia, pionero en igualdad, y que con su nuevo gobierno en marcha quiere priorizar las políticas sociales.
Ahora también en España se prepara un gobierno que a priori y, según reza el acuerdo, prepara políticas para mejorar la vida de las clases más desfavorecidas y reducir en algo la creciente desigualdad.
En cualquiera de los casos el pasar de los ideales a la práctica requiere el aval de una buena gestión. En casos como el luso se ha demostrado que es posible.
Más pragmático que dogmático. El diálogo, el acuerdo y la lealtad entre diferentes pero con metas comunes primando lo esencial. Renunciando pues a posturas maximalistas.
La luz de la razón es más necesaria cuando los populismos y extremos quieren aprovecharse de la confusión y así lo hacen en varios países (EE.UU con Trump, Jhonson en Reino Unido, Bolsonaro en Brasil…)
El proceso de impeachment a Trump puede ser un momento clave en el devenir mundial para romper las dinámicas de polarización. No faltan razones para denunciar muchas de las barbaridades, pero se necesitarán más que algarabías de indignación, pues como una fuerza pendular la opinión pública puede salirse a cualquiera de los dos extremos.
Es el momento en que las soluciones concretas y medibles tengan cabida y de la necesidad de un discurso constructivo.
Lo contrario es que en el caos se beneficien los de siempre. Y entre tanto, los medios sucumban a un discurso alarmista, que refuerza tesis pasadas y paraliza la iniciativa ciudadana.
La sociedad no puede permitirse dejar pasar la oportunidad de avanzar. Cuando hay más talento, ganas, recursos y tecnología que nunca. Hay que dar alas para que esto suceda.
Jorge Dobner
Editor
En Positivo
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