El evasor.
Las condiciones que tiene un evasor son: 1. tener mucho dinero; 2. vivir en un país que tiene unas cargas fiscales que no quiere pagar; 3. aprovecharse del bienestar y las ventajas sociales del país donde vive, que se sostiene por los que sí pagan impuestos. 4. acrecentar su dinero escondido en paraísos fiscales y así aumentar su fortuna, y 5. no tener escrúpulo alguno respecto a los otros ciudadanos honestos. Todo eso define a un evasor, es decir, es un parásito de la sociedad donde vive porque lo hace a costa de la gente honesta.
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No se podría ser evasor si hubiera verdaderos controles de capitales y si no se premiara, por ejemplo, al ex primer ministro de Luxemburgo (un paraíso fiscal europeo) con la presidencia de la Comisión Europea, ¡qué ironía aceptada por casi todos!
De manera que la evasión de capitales no solamente es tolerada en el mundo occidental democrático, sino que parece una manera de funcionar, como una costumbre.
Barack Obama, días atrás, dijo que es necesario crear un Tribunal Internacional de Delitos Fiscales. Ya sería hora de que funcionase y que los tramposos no pudiesen esconder sus fortunas y entre tanto vivir a costa de los demás.
Remei Margarit
Psicóloga y escritora
Artículo completo: La Vanguardia