La escritora y divulgadora Elsa Punset se ha ganado por derecho propio el reconocimiento al margen de parentescos, considerando además que por edad está más cerca de superar el legado de su padre y divulgador científico Eduard Punset.
Por su sonrisa enmarcada en un rosto amable Elsa parece predicar con el ejemplo. Pero además esta licenciada en Filosofía y Letras con máster en Humanidades por la Universidad de Oxford se ha granjeado una sólida trayectoria y entidad con la publicación de varios libros que enseguida se convierten superventas.
Con su nuevo “El libro de las pequeñas revoluciones” promete seguir la misma senda. Esta vez da una vuelta de tuerca a su habitual enfoque en la gestión de emociones, lo presenta como una guía práctica para enfrentarse a ellas pero sin caer en el belicismo. 250 rutinas y ejercicios para aplicar de forma cotidiana y cambiar los hábitos arraigados que ya no nos sirven.
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Explican los coach que se necesitan 21 días para implementar un hábito en nuestra vida, mucho antes un silogismo atribuido al líder Mahatma Gandhi ya nos advertía “Cuida tus pensamientos, porque se convertirán en tus palabras. Cuida tus palabras, porque se convertirán en tus actos. Cuida tus actos, porque se convertirán en tus hábitos. Cuida tus hábitos, porque se convertirán en tu destino”.
Porque tal y como explica Elsa Punset en una entrevista para La Vanguardia esas grandes cosas se empiezan con grandes revoluciones “Lo que pretendía era sugerir a las personas cambios que no asustasen, que fueran divertidos. Se trata de hacer consciente aquellos hábitos con los que hemos crecido para sugerir pequeñas rutinas nuevas que se pueden aprender en el día a día y que, al final, tienen un efecto bastante más grande que el esfuerzo que ha costado ese pequeño cambio”.
Atendiendo la cita latina mens sana in corpore sano aboga por ejercitar el cerebro “Hace años alguien nos dijo que las emociones son igual de entrenables que un músculo, y eso lo cambió todo. Para que podamos hacer un hábito de algo positivo, que es lo que queremos, tenemos que repetir”.
Con la práctica podemos revertir la tendencia natural de un cerebro anclado en sus orígenes por la inercia de la supervivencia, y por ende más acostumbrado a ver amenazas donde podríamos encontrar oportunidades.
“El cerebro mira por nuestra supervivencia, no por nuestra felicidad, que es algo que le da igual. Antes se pensaba que la felicidad era un lujo biológico. ¡No es así! Ahora sabemos que si tú estás bien y las emociones positivas tienen un impacto sobre tu salud física y tu creatividad, sube tu nivel de inteligencia, mejoran tus relaciones con los demás, y te vuelves una persona más social”.
Una de las grandes medicinas para el cerebro y que es una constante en el libro de Punset es la meditación. Para ella es un poco como volver a ser niño y desaprender de muchos patrones adquiridos “Esto te permite ser menos presa de tus miedos y de las falsas amenazas. Consolidas los circuitos que tienen que ver con la serenidad y tomas mejores decisiones porque eres una persona mucho más objetiva y racional” concluye.
Cristina Grao Escorihuela
Redacción
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