Millonarios patrióticos en EE.UU
Es imposible que un movimiento de esta naturaleza aparezca en España. Aquí se burlarían de ellos. Se llaman Millonarios Patrióticos y hace unos cuatro meses acudieron al Congreso de EE UU para demandar que les subiesen los impuestos en aras de una mayor cohesión del sistema. A ellos, a los ultrarricos, a aquellos que tienen unos ingresos anuales por encima del millón de dólares o poseen un patrimonio de más de cinco millones de dólares. Son alrededor de 200 personas.
La campaña se denominó Liberar al Congreso. ¿Por qué? Porque entienden que una de las causas de la gran desigualdad existente en EE UU es debida en gran medida (aunque no sólo) a la labor de lobby que las clases más pudientes han realizado durante décadas para obligar a la Cámara de Representantes y la del Senado a promulgar leyes impositivas destinadas a aumentar su riqueza personal y su poder político. El paroxismo tuvo lugar durante las administraciones de Ronald Reagan y George W. Bush.
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Estos millonarios son algo así como la generación siguiente de aquellos otros, como Warren Buffet, Bill Gates, etcétera, que hace unos años demandaron públicamente a la Administración de EE UU que recuperase el impuesto de donaciones y sucesiones en aras de una mayor igualdad de oportunidades entre los ciudadanos. Buffet, entonces el tercer hombre más rico del país, escribió en 2011 un artículo en The New York Times criticando al presidente Obama por permitir que los ciudadanos de clase media y baja carguen con el peso de las arcas públicas cuando los ultrarricos pagan pocos impuestos. “Mientras las clases medias y bajas luchan por nosotros en Afganistán, mientras los norteamericanos luchan por ganarse la vida, nosotros, los megarricos, continuamos teniendo exenciones fiscales extraordinarias”. Buffet contó que había pagado en impuestos, en 2010, el equivalente al 17,4% de su renta, mientras sus empleados tributaron entre un 33% y un 41%.
En un momento en que la política económica hegemónica es la política monetaria, conviene recordar que los impuestos pueden ser un buen indicador del estado de la democracia. Si se acepta que la calidad de ésta aumenta en la medida en que los ciudadanos sean más iguales, la presencia de un sistema tributario progresivo, reduciendo las desigualdades de renta y riqueza, puede verse como un instrumento que contribuye a mejorar la calidad democrática y, también, como un reflejo de la misma.
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Artículo completo: El País
Joaquín Estefanía
Periodista español