lunes, 11 diciembre 2023

Las aldeas de Cerdeña guardan el secreto de la longevidad

En una serie de aldeas en las montañas de la isla italiana de Cerdeña, hay 21 centenarios en una población de 10.000 habitantes. En cambio, alrededor de cuatro de cada 10.000 estadounidenses llega a los 100 años. ¿Qué saben los sardos que los países obsesionados con la dieta y la salud desconocen?

Dan Buettner (académico invitado de National Geographic) visitó este epicentro de la longevidad en compañía del demógrafo belga Michel Poulain, del genetista evolucionario italiano Paulo Francalacci y de Gianni Pes, un físico e investigador médico italiano. Durante los últimos 11 años, ellos han estudiado “zonas azules” alrededor del mundo, es decir lugares en que la gente vive más tiempo y con los menores índices de males crónicos.

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Basado en el trabajo que realizamos en Cerdeña-continua explicando Dan- y otras cuatro zonas azules, un equipo de investigadores en la Universidad de Minnesota nos ayudó a aplicar un proceso de ingeniería a la inversa a la dieta de las poblaciones más saludables del mundo. Agrupamos 155 encuestas sobre los hábitos de alimentación de las cinco zonas, cubriendo las dietas de los últimos cien años, y generamos un promedio global.

Los resultados de esa investigación explican que las dietas consisten mayormente de vegetales, frutas, granos enteros, legumbres y otros carbohidratos. Comen carne, pero en cantidades pequeñas, alrededor de cinco veces al mes y usualmente en momentos de celebración.

El pilar de toda dieta de la longevidad en el mundo es el humilde frijol. Un estudio realizado en cinco países mostró que el frijol era el único alimento que predecía una vida más prolongada: por cada porción de 20 gramos consumida al día (unas dos cucharadas de té), la probabilidad de morir caía en 8%. Las habas en Cerdeña, los frijoles negros en Costa Rica, las lentejas en Icaria, y la soya en Okinawa. Los adventistas del séptimo día, la subcultura más longeva de Estados Unidos, comen todo tipo de frijoles, haciendo caso a la indicación de Dios, en Génesis, de comer “plantas que dan semilla”.

Sin embargo, los centenarios y otras personas que conocimos en Cerdeña –agrega Dan- nos mostraron que incluso la dieta más saludable no es suficiente en sí misma para promover una larga vida. La verdadera longevidad trasciende los alimentos y abarca una red de factores sociales y culturales.

La vida en estas aldeas es muy social. La gente se reúne en la calle a diario y disfruta de la compañía de los demás. Dependen de los demás.

Los estadounidenses gastan alrededor de US$110.000 millones al año en dietas, programas de ejercicio y suplementos, pero la autodisciplina es un músculo que se fatiga. Los estudios indican que estos esfuerzos de corto plazo fracasan para casi todos en menos de tres años.

Para obtener avances duraderos en la salud en occidente se podría tratar de optimizar nuestros entornos. Deberíamos hacer que las elecciones saludables no solamente sean fáciles, sino también a veces ineludibles.

Robert Blasi
Redacción

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