La tecnología se cobra nuevamente la vida de otra víctima de los augurios de la ciencia ficción: los hogares inteligentes. A pesar de que la gran mayoría del mercado 2.0 está ocupado por gadgets individualizados que ocupan pequeñas funciones de la casa, se ha empezado a oficializar la construcción completa de viviendas que nos conocen cada día más.
En la CES 2015, el sistema de seguridad para el hogar Digital Life de AT&T tomó la iniciativa para mostrarle al mercado que las casas inteligentes ya no son simplemente objetos operativos a través de aplicaciones en nuestros smartphones. Nest Protect, LUNA, son algunos de los instrumentos que contribuyeron al creciente éxito de la casa automatizada a través de sus campañas de crowdfunding en el mundo.
El funcionamiento básico sobre el cual se estructura una “smart house” es bajo el concepto de la plataforma, que permite que los objetos del hogar puedan comunicarse entre sí y dar prioridad a sus necesidades. Actualmente, los sensores y las aplicaciones instaladas en los celulares son la única forma en que se ha permitido el avance tecnológico.
Hoy en día, el mercado de la electrónica y el consumo (solo en EEUU) alcanza un neto equivalente a u$s 223 mil millones por lo que se supone que el aumento continuará siendo exponencial en todo el mundo, y con ello la capacidad de inversión e innovación.
Aún así, cabe considerar que así como los celulares han desplazado a decenas de dispositivos que realizaban tareas individuales y que luego fueron fusionados en un solo instrumento, este mismo fenómeno podría observarse a futuro en los hogares inteligentes.
No debemos olvidar que los primeros precursores de esta nueva tendencia del hogar fueron principalmente las construcciones recicladas y los pequeños cubículos ecológicos y sustentables que se erigieron en los bosques alemanes desde el 2007.
Empresas chinas redoblaron aún más la apuesta tecnológica y simplista de las cuatro paredes llevando la construcción de hogares en 3D a un mercado mundial en crecimiento. El último experimento logró erigir un edificio de 5 pisos con materiales reciclados, ahorrando un 40% de costos y un 60% de tiempo de producción.
Evidentemente, el contacto del ser humano con la comodidad de su privacidad evoluciona lentamente y cada vez se vuelve más capaz de desenvolverse de forma autónoma y responder con eficiencia a diferentes dificultades. ¿Habrá un umbral que establezca el límite de nuestro confort?
Agustín Lorenzo
Redacción
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