Pese a que en Occidente estemos acostumbrados a encontrar un enchufe a la primera, encender y apagar el televisor a nuestro antojo o simplemente cambiar la batería de cualquier objeto eléctrico cuando ya no la tiene, muy pocos somos conscientes del gran privilegio que conlleva vivir en una sociedad donde la electricidad forma parte de nuestra vida cotidiana.
Realidad a la que afortunadamente están más cerca de llegar los habitantes de los andes peruanos que, gracias a la reforma eléctrica impulsada dentro de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, muchos están viendo las mejorías que trae consigo la energía natural.
En Namora, una pequeña población peruana formada por oriundos que viven en casas de adobe y dedican su tiempo al ganado y la artesanía ya se han hecho notar los primeros beneficios del uso de placas fotovoltaicas. Margarita Cueva, originaria de esta región asegura: “Ahora tengo más horas de luz para dedicarlas a tejer la lana. Y lo más benéfico es que la energía viene del sol”.
Con la de Margarita, un total de aproximadamente 3.900 viviendas más se verán beneficiadas de la instalación de estos paneles. El departamento de Cajamarca –así se conoce a esta zona de Perú- forma parte de la primera fase del programa de electrificación de zonas rurales del gobierno de Ollanta Humala.
Esta idea planea dotar de electricidad a medio millón de viviendas gracias a la dotación de paneles fotovoltaicos hasta el año 2018. Perú, de todos los países que conforman el Marco de Convención de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, está siendo el pionero de entre más de doscientos gobiernos que tienen en mente la puesta en marcha del mismo plan.
Desde el gobierno peruano, diversos expertos han asegurado que la gran iniciativa, sin embargo, contará con dos grandes dificultades. La primera de ellas pasa por la gran envergadura del proyecto. Hay que tener en cuenta, afirman, que desde que llegó la electricidad al país hace poco más de un siglo, apenas el 86% de la población tiene acceso a ella y la total cobertura llevará mucho tiempo y esfuerzo.
Y con ello, el otro 14% aún sin luz constituye el otro gran obstáculo. Muchos de los indígenas aún son reacios a un cambio tan grande, precisamente por la gran revolución que supone un enorme y radical cambio de vida. Tan positivo, que muchas veces cuesta creer que los gobiernos hagan este tipo de soluciones realidad.
A.Teles
Redacción
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