Según la definición del Instituto Español de Resiliencia, ésta es la capacidad de afrontar la adversidad saliendo fortalecido y alcanzando un estado de excelencia profesional y personal. Es decir, la cualidad de crecerse ante las dificultades y saber sobreponerse. Ya lo dice el refranero popular, “más vale maña que fuerza”, porque si sabes adaptarte a las necesidades del momento, todo irá bien.
Los siguientes seis puntos son claves para conseguir la estabilidad emocional que otorga la resiliencia.
1. Entorno: Los seres humanos somos sociales, y como tal necesitamos establecer relaciones satisfactorias con las personas de nuestro alrededor. Especialmente con los más allegados. Nos sirve para comunicar nuestras inquietudes y como apoyo emocional.
Ante una dificultad como la pérdida de tu casa, tener un soporte familiar importante que nos ayude a tomar los problemas en su justa medida. Al sentirnos arropados, los problemas se hacen más manejables.
2. Autocontrol: Es importante creer en ti mismo, en tus capacidades y hacerte responsable de tus actos. De esta manera serás capaz de controlar tu vida sin dificultades. Por ejemplo, si sueles llegar tarde al trabajo, en vez de culpar al tráfico o al mal servicio de transporte público, trata de salir antes de casa. Si tú eres capaz de controlar las circunstancias del mundo que te rodea, todo te parecerá más fácil.
3. Autoconocimiento: Pararse un momento a analizar cómo reaccionas a las situaciones y por qué, te puede ayudar a modificar lo que no te gusta y diseñar la forma en la que realmente queremos actuar. A mucha gente le cuesta decir que no cuando les piden algo a pesar de que no les conviene hacerlo. Estudiar estas situaciones y pensar una respuesta puede ayudarte a actuar como verdaderamente quieres hacerlo y no sentirte mal. Además, te darás cuenta de cómo al exponer tus argumentos con serenidad y justificadamente, encontrarás a menudo una respuesta positiva.
4. Control: Valórate a ti mismo con tus defectos y tus virtudes, nadie es perfecto pero si te conoces bien, podrás suavizar tus puntos débiles y potenciar los fuertes. Para todo hay un lado positivo, incluso para las peores noticias. A veces cuesta encontrarlo, o simplemente es más fácil mantenerse en la negatividad, pero si permaneces positivo, las soluciones irán apareciendo antes.
Localiza los aspectos de tu personalidad que son mejorables y refuérzalos, por ejemplo, la impuntualidad. Te ayudarán a sentirte mejor contigo mismo y a tener más control sobre ti. Por último, haz una hoja de ruta de tu vida, unos puntos clave que no quieres perder de vista. Ya sabes lo que dicen: “vive como piensas o acabarás pensando como vivir”.
5. Positivismo: Lo volvemos a repetir, pero así de importante es tener una actitud positiva. Ser capaz de ver el vaso medio lleno es importantísimo. Supone no venirse abajo y poder encontrar una oportunidad hasta de las peores circunstancias. Si te despiden del trabajo, quizá es un buen momento para reorientar tu carrera.
6. El sentido de la vida: Busca las cosas que son verdaderamente importantes para ti e interiorízalas. Te ayudará a enfrentarte a los problemas del día a día con más seguridad. ¿No quieres tener hijos? Si lo tienes claro, las convenciones sociales o la opinión de tus allegados no debería ser un problema.
Todos tenemos la capacidad de la resiliencia. Sólo te falta poner en práctica estos seis consejos.
Ana Sánchez
Redacción