Cuántas veces hemos oído decir la frase: “La dieta siempre ha de ir acompañada de ejercicio”. Los nutricionistas coinciden en que alimentación y deporte no solo han de ir de la mano, sino que han de ser coherentes el uno con el otro. Para conseguir una buena relación entre dieta y actividad física, hay que prestar especial atención a factores como el tipo de deporte que se practica y las características de nuestro propio cuerpo.
De acuerdo a la opinión de Javier Guerrero, responsable de planificación nutricional del Instituto de Nutrición Deportiva: “Lo que necesita el deportista es conocerse mucho más para entender qué alimentos le funcionan mejor en cada momento y en cada situación”.
Con esta declaración, Guerrero quiere dar a entender que no existe “la” dieta perfecta para mejorar el rendimiento físico de los deportistas. Cada cuerpo es un mundo y los alimentos que le van bien a uno pueden coincidir o no con los que le van mejor a otro.
En el caso de las bebidas energéticas, es de gran ayuda fijarse en los valores nutricionales de cada una ya que todas poseen características distintas. “La etiqueta nutricional permite identificar qué es lo que contiene cada bebida y saber para qué es mejor” declara Guerrero. “Algunas tienen más hidrato de carbono, otras más proteínas, otras más vitaminas o minerales”.
Luego está el tema de los carbohidratos y las proteínas. Aunque estos sean una gran fuente de energía, Guerrero señala que “se deben cubrir todas las necesidades nutricionales de los músculos durante el entrenamiento ya que no por comer más hidrato de carbono o proteínas el músculo va a crecer más”. Es decir, la cantidad que se ingiere ha de ir acorde a las características del deportista y el tipo de esfuerzo físico que lleva a cabo.
Cuando el entreno supera los 90 minutos, es más probable que se agoten por completo los niveles de glucógeno (una sustancia de reserva energética). Entonces se activa la gluconeogénesis, un mecanismo de producción propia de glucosa para mejorar el rendimiento pero con coste energético.
Por esta razón, es recomendable ingerir una mayor cantidad de hidratos de carbono si posteriormente se realiza actividad física durante más de hora y media, para que así el cuerpo tenga una mayor reserva de carbohidratos en forma de glucógeno y tarde más en recurrir a la gluconeogénesis.
Finalmente, ojo con los excesos. Los expertos coinciden en que el hecho de hacer ejercicio de forma rutinaria no significa que podamos comer “de todo”, especialmente en cuanto a comida basura se refiere. Con el tiempo, los malos hábitos alimenticios pueden pasar factura.
Valeria González
Redacción
Leer más:
Ingesta de alimentos altos en grasas, posible prevención para la diabetes